sábado, 21 de mayo de 2011

El fiscal Romero Victoria se apartó por razones de "delicadeza y decoro"

El fiscal ante la Cámara Nacional de Casación Penal Juan Martín Romero Victoria resolvió apartarse por razones de "delicadeza y decoro" de la causa que investiga si los hijos adoptivos de la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, fueron apropiados en la última dictadura militar.

Como fiscal ante el máximo tribunal penal del país, Romero Victorica debía intervenir el jueves próximo en una audiencia donde comenzará a definirse si se confirma o no la decisión de obtener "con o sin su consentimiento" tomas de sangre, saliva o cabellos de Marcela y Felipe Noble Herrera para un análisis de ADN que puedan compararse con muestras de familiares de bebé robados en la dictadura alamacenadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos del hospital Durand.

Romero Victorica tiene abierta una investigación penal en su contra y un sumario en la Procuración General de la Nación, tras haber sido denunciado por una nieta recuperada por supuesta protección dada a su apropiador durante la causa penal en su contra por este hecho.

El fiscal había sido recusado la semana pasada por Abuelas de Plaza de Mayo y rechazó apartarse del caso Noble por esta presentación, pero lo hizo finalmente por propia voluntad argumentando "delicadeza y decoro", informaron a Télam fuentes judiciales.

En su reemplazo actuará en el caso Raúl Plée, en el recurso que debe analizar la sala II de Casación.

Los camaristas citaron a una audiencia para el jueves próximo a las 11 donde escucharán los argumentos de las partes antes de resolver si confirman o no la decisión de someter a los hermanos adoptivos a una extracción de material biológico "con o sin su consentimiento".

Se trata de la resolución dictada en diciembre pasado por la juez federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y ratificada por la Cámara Federal de San Martín, que apelaron los defensores de Marcela y Felipe.

Los dos se oponen a entregar nuevas muestras y a que éstas sean cotejadas de manera ampliada en el BNDG y sólo aceptan comparaciones con el ADN de dos familias querellantes originales en la causa.

Como cambian los tiempos. Resulta que ahora, a reconocer que uno es un hijo de puta mal parido, se le llama "delicadeza y decoro".

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