La ex vicejefa de gobierno y actual diputada de la Nación, Gabriela Michetti, est´confiada para la campaña y tomó el toro por las astas: empezó la dieta.
Aunque los medios hegemónicos se encarguen de la interna del peronismo, lo cierto es que el PRO está sumido en una puja intestina por la sucesión de Mauricio Macri.
Con el actual Jefe de Gobierno lanzado a la arena de la elección presidencial, son dos los nombres que se disputan la candidatura para llevar adelante la gestión en la Ciudad de Buenos Aires: Horacio Rodríguez Larreta, alias "marcapasos" (porque está siempre al lado del bobo) y Gabriela Michetti.
El Jefe de Gabinete porteño cuenta con más adhesiones al interior del partido, sin embargo, sus números en las encuestas son poco alentadores a la hora de pensar en la continuidad del PRO en la jefatura de Gobierno.
Por su parte, Gabriela Michetti se apoya en sus números: las encuestas le dan mucho mejor que a su adversario en la interna, de todas maneras, la ex vicejefa de Gobierno no consigue sumar legitimidad hacia el interior del PRO.
En ese contexto, Michetti le concedió una nota a Clarín (llena de concesiones) en la que se mostró casi como ajena a la cuestión política; dejó pocos lineamientos políticos, y se encargó de desmentir su relación ideológico-política con el Cardenal Jorge Bergoglio.
Sin embargo, la nota lleva como título la declaración que el periodista consideró más importante en toda la conversación: “Me tengo mucha confianza, ya arranqué la dieta para la campaña. En realidad, el médico me aconsejó caminar de 3 a 5 kilómetros por día. Un verdadero hijo de puta".
Fiel al estilo PRO, Michetti evita que la feroz confrontación hacia el interior del partido, se ventile hacia la opinión pública. En esa estrategia diseñada por el publicista Durán Barba, aunque el PRO se desangre, jamás habrá cruces en público o a través de los medios de comunicación.
Hay quienes dicen que así es el PRO; sus candidatos prefieren contar que empezaron la dieta rumbo a la campaña a la confrontación política. En realidad, no es una cuestión de preferir una cosa sobre la otra. Hablan de la dieta y no de política porque, desde Macri para abajo, no tienen la más mínima idea de lo que es la política.
Con el actual Jefe de Gobierno lanzado a la arena de la elección presidencial, son dos los nombres que se disputan la candidatura para llevar adelante la gestión en la Ciudad de Buenos Aires: Horacio Rodríguez Larreta, alias "marcapasos" (porque está siempre al lado del bobo) y Gabriela Michetti.
El Jefe de Gabinete porteño cuenta con más adhesiones al interior del partido, sin embargo, sus números en las encuestas son poco alentadores a la hora de pensar en la continuidad del PRO en la jefatura de Gobierno.
Por su parte, Gabriela Michetti se apoya en sus números: las encuestas le dan mucho mejor que a su adversario en la interna, de todas maneras, la ex vicejefa de Gobierno no consigue sumar legitimidad hacia el interior del PRO.
En ese contexto, Michetti le concedió una nota a Clarín (llena de concesiones) en la que se mostró casi como ajena a la cuestión política; dejó pocos lineamientos políticos, y se encargó de desmentir su relación ideológico-política con el Cardenal Jorge Bergoglio.
Sin embargo, la nota lleva como título la declaración que el periodista consideró más importante en toda la conversación: “Me tengo mucha confianza, ya arranqué la dieta para la campaña. En realidad, el médico me aconsejó caminar de 3 a 5 kilómetros por día. Un verdadero hijo de puta".
Fiel al estilo PRO, Michetti evita que la feroz confrontación hacia el interior del partido, se ventile hacia la opinión pública. En esa estrategia diseñada por el publicista Durán Barba, aunque el PRO se desangre, jamás habrá cruces en público o a través de los medios de comunicación.
Hay quienes dicen que así es el PRO; sus candidatos prefieren contar que empezaron la dieta rumbo a la campaña a la confrontación política. En realidad, no es una cuestión de preferir una cosa sobre la otra. Hablan de la dieta y no de política porque, desde Macri para abajo, no tienen la más mínima idea de lo que es la política.
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