martes, 28 de febrero de 2012

Garzón, absuelto por investigar las desapariciones durante el franquismo

La decisión la tomó el Tribunal Supremo de Madrid por el juicio en el que el exjuez Baltasar Garzón, expulsado de la carrera judicial por ordenar escuchas en el marco del caso Gürtel, estaba acusado de infringir la ley de amnistía votada por el Parlamento español en 1977 al abrir una investigación, en 2008, sobre las desapariciones de más de 100 mil personas desde la Guerra Civil hasta el fin de la dictadura de Franco.

Siete magistrados del Tribunal Supremo decidieron absolver al juez Garzón por seis votos a favor y uno en contra del delito de prevaricación. El juicio, muy polémico en España, había provocado numerosas condenas por parte de los defensores de los derechos humanos. "Investigar torturas y desapariciones no puede ser considerado un crimen", afirmó Reed Brody, portavoz de la organización Human Right Watch, tras conocer la decisión.

Sin embargo, consideró que "el daño ya está hecho con la anterior condena de Garzón", que ha sido expulsado de la carrera judicial y no podrá volver a ejercer como juez.

El magistrado español de 56 años, conocido en el mundo entero por perseguir los ataques a los derechos humanos, había sido condenado el pasado 9 de febrero a 11 años de inhabilitación en otro juicio sobre un caso de escuchas ilegales, un veredicto que fulminó su carrera.

En este caso, el ya exjuez ordenó las escuchas entre los presuntos cabecillas de una red corrupta, conocida en España como "trama Gürtel", que en 2009 salpicó a altos cargos regionales del Partido Popular, que ahora gobierna España, y sus abogados al sospechar que los letrados participaban en operaciones de blanqueo de dinero.

La decisión pone fin al calvario judicial de Garzón, después que el Tribunal Supremo decidiera considerar prescrito un supuesto caso de corrupción por desestimar una querella contra un banco español que, junto a otras empresas, había financiado unos cursos que el exmagistrado había impartido en Nueva York.

Una buena que, no obstante, no alcanza para salvar el absurdo de la condena anterior.

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