JUAN MANUEL URTUBEY TRAJO A SU NOVIO CRISTIAN DESDE LOS ESTADOS UNIDOS. AL APUESTO JOVEN LE GUSTAN LAS FIESTAS VIP, EL SHUSHI, LAS MOTOS BMW, VISTE MUY BIEN O, COMO A ÉL LE GUSTARÍA QUE LE DIGAN SIEMPRE ESTÁ "TOPÍSIMO". PERO A PESAR DE HABER HEREDADO UNA FORTUNA DE SU PADRE EN BOLIVIA, FUE NOMBRADO COMO ÑOQUI, CON CARGO NIVEL 1 EN LA PROVINCIA DE SALTA, ES DECIR COBRA COMO UN MINISTRO, PERO NO VA A TRABAJAR.
Cristian se pasea junto a Juan Manuel en el avión de la provincia, como si fueran Riky Martin y sus bailarines, o Ricardo Fort y Guido Suller.
Es que el mandatario salteño esta enamoradísimo del tal Cristian y hasta le hace escenas de celos cuando lo encuentra acompañado por otro muchacho.
Desde el entorno intimo dicen que "a Urtubey este amor lo pone de la cabeza" y está bien que así sea, porque el amor es el amor y todo está permitido luego de la aprobación del matrimonio igualitario durante la última primavera kirchnerista, aunque ambos se declaran antikirchneristas ¿Será porqué le sacó a la relación el gustito a lo prohibido?
Lo que sí está mal, sin lugar a dudas, es que los salteños y salteñas tengan que pagar con sus impuestos el amor y la pasión de los tortolitos.
Cristian cursa una "ñoquitura" en el Centro Civico Grand Bourg, aunque se levanta tipo 11 o 12 de la mañana, el susodicho cobra un sueldo equivalente al de un ministro provincial, es decir unos 35 mil pesos por mes.
Muchos empledos en el Grand Bourg "se matan" haciendo cursos y estudiando para ascender en el trabajo, y muchos políticos se la pasan chupando las medias para ser directores, secretarios de estado, coordinadores y ministros, para que venga un tal Cristian y arremeta con sus atributos hasta el corazón mismo del gobernador.
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