EL EX PRESIDENTE ISRAELÍ Y PREMIO NOBEL DE LA PAZ SERA VELADO EN EL PARLAMENTO HASTA MAÑANA, CUANDO SE REALIZARÁ EL ENTIERRO.
"Hoy, con gran tristeza, debemos despedirnos de nuestro querido padre, el noveno presidente de Israel, Shimon Peres", fue el escueto anuncio oficial hecho por su familia. Sereno y breve, Jemi Peres, hijo del ex presidente, describió a su padre como "uno de los padres fundadores del Estado de Israel", declarado en 1948 por David Ben Gurion, de quien Peres fue su mano derecha.
El ex presidente israelí y premio Nobel de la Paz murió el martes a la noche a los 93 años y su deceso sumió a Israel en el duelo y desató una oleada de comunicados de políticos -de izquierda y derecha por igual- e instituciones oficiales y no oficiales. Los preparativos para el funeral de Estado que se oficiará como homenaje póstumo, pese a que no ejercía ningún cargo oficial desde 2014, se han intensificado conforme llegaban las confirmaciones de participación de dirigentes extranjeros.
Peres estuvo al frente de la política nacional israelí durante cinco décadas y ejerció todos los cargos más importantes del país, incluyendo el de primer ministro en dos ocasiones y el de presidente, un puesto mayormente ceremonial.
En 1994 fue galardonado con el premio Nobel de la Paz junto a los entonces presidente palestino Yasser Arafat y al primer ministro israelí Issac Rabin por su rol en la negociación de los acuerdos de Oslo de 1993, que contemplaban la luego frustrada creación de un Estado palestino que viva al lado y en paz con Israel.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, expresó su tristeza por la muerte del ex primer ministro israelí y alabó sus esfuerzos por hacer la paz con los palestinos, en un comunicado emitido en Ramallah, Cisjordania. Abbas dijo que envió un telegrama de condolencias a la familia de Peres en el que manifestó su "pena y conmiseración" y agregó que Peres "realizó esfuerzos persistentes para alcanzar una paz justa a partir de los acuerdos de Oslo hasta los momentos finales de su vida".
Aunque Peres es elogiado en todo el mundo como un impulsor de la paz, muchos palestinos, incluso quienes no pertenecen a Hamas, no olvidan el papel del fallecido dirigente en las sucesivas guerras árabes israelíes y en la ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén este. También era primer ministro en 1996 cuando tropas de Israel mataron a más de 100 civiles que habían encontrado refugio en una base de fuerzas de paz de la ONU en el poblado libanés de Qana.
El presidente estadounidense, Barack Obama, elogió a Peres como un "amigo" que "nunca renunció a la posibilidad de una paz entre israelíes, palestinos y los vecinos de Israel" y destacó que Estados Unidos está "en deuda con él" porque "nadie ha hecho más (...) para construir la alianza entre nuestros países".
La Cancillería israelí dijo que Obama y otros líderes mundiales, como el presidente francés, Francois Hollande, y el príncipe Carlos de Inglaterra, asistirán a los funerales de Estado para Peres, que será enterrado el viernes en la parcela de los Grandes de la Nación del cementerio del Monte Herzl, en Jerusalén.
En línea con los protocolos oficiales, será llevado en un vehículo militar escoltado por soldados, en el que será trasladado a Jerusalén y expuesto mañana en el Parlamento (Kneset) hasta que se proceda a su entierro en la parcela de los Grandes, junto a dirigentes como Rabin, asesinado en 1995.
Además de Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Australia y Canadá, al menos otros 10 países estarán representados al máximo nivel en las exequias, según la Cancillería israelí.
Nacido en Polonia en 1923, Peres emigró a la entonces Palestina bajo mandato británico cuando tenía 11 años. A su llegada se sumó al movimiento sionista y conoció a David Ben Gurion, el fundador de Israel, quien se convertiría en su mentor y en el primer primer ministro de Israel.
Peres fue nombrado director general del naciente Ministerio de Defensa israelí a los 29 años. De esta primera etapa en la década de 1950, Peres es reconocido por establecer una crucial alianza con Francia, que concedió a Israel su histórica supremacía aérea regional y su nunca declarado programa nuclear militar. Se considera que Israel es el único país de Medio Oriente con bombas atómicas, aunque su gobierno nunca lo ha admitido públicamente.
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