Susana Gómez, la mujer de 29 años y madre de cuatro niños que quedó ciega tras los golpes de su marido durante nueve años, declaró ayer que los episodios de violencia le cambiaron la vida y que es "como volver a vivir, pero en la oscuridad", durante el comienzo del juicio que se realiza en el Tribunal Oral Criminal número 5 de La Plata.
Gómez denunció en 14 oportunidades a su marido Carlos Ariel Goncharuk, quien llegó al juicio detenido y acusado de "lesiones gravísimas" en perjuicio de su esposa, con quien tiene cuatro hijos de entre cuatro y 10 años.
El hecho ocurrió en 2011 en la localidad de Lisandro Olmos, donde Goncharuk agredió a su mujer y luego comenzó a golpearle la cabeza contra la pared de la cocina, con tal violencia que le causó el desprendimiento de ambas retinas, dejándola ciega. Los médicos certificaron que Gómez sufrió "doble desprendimiento de retina provocado por múltiple traumatismo craneal”.
La mujer huyó a casa de sus padres, pero éstos también fueron agredidos por Goncharuk, por lo que finalmente buscó refugio en la Casa María Pueblo, de La Plata, donde asisten a víctimas de la violencia de género.
Gómez es representada por los abogados Carlos Castagno y Darío Witt, de la Casa María Pueblo, ONG que desde la década del 90 ha brindado ayuda a unas 25.000 personas, mientras que Goncharuk es asistido por la defensora oficial, Cecilia Sicard.
Antes de comenzar su exposición ante la jueza Carmen Palacios Arias, Gómez pidió que el imputado no estuviera presente, por lo que fue derivado a un sector de la sala, detrás de un pizarrón.
La mujer contó que conoció a Goncharuk en 2002, y luego de un período de normalidad comenzaron los maltratos. "Me decia: 'te voy a matar, te voy a dejar ciega', y lo peor de todo es que lo hacia delante de mis hijos", dijo la mujer que dio otros detalles de la violencia que ejercía sobre ella el acusado.
Gómez contó que le costaba "mucho salir de ese círculo, y recién pude salir en enero de 2001 cuando dije `basta`, la Justicia, pese a todas las denuncias, no hacía nada. Un día casi me mata a mí y a mi familia, me golpeaba en la cabeza y repetía:'te voy a dejar ciega, te voy a enterrar en el patio de la casa, total, nadie se va a enterar'".
"En junio de 2011, no me mató porque Dios es grande (...) Mis hijos veían constantemente su violencia, cómo me pegaba y me hacía mantener relaciones íntimas delante de ellos", relató.
Contó luego que hizo numerosas denuncias, pero "nadie hacia nada" hasta que "un día, como no podía ir a la casa de mi familia porque él iba y me pegaba, también a mi padre, decidí ir a la Casa María Pueblo donde conocí a Darío Witt (titular de ONG). Él me salvó la vida, porque comenzamos los trámites de denuncias y todo se aceleró, hasta que mi esposo quedó preso".
Gómez contó que todos los episodios de violencia que vivió le cambiaron la vida, porque ahora "no es fácil" desplazarse por la calle, ni tener "una vida normal" debido a que perdió la vista.
"Ahora veo todo negro, me guío por la voz de los demás. Uso el bastón para orientarme y he tenido que aprender todo. Es como volver a vivir, pero en la oscuridad", relató entre sollozos.
Su padre adoptivo, Carlos Alberto Coronel, también describió el calvario de su hija y precisó que Goncharuk le pegó en varias ocasiones.
"Cuando iba a buscar a Susana, que estaba en mi casa luego de la paliza que le propinaba, también me pegaba a mi. Un día llevó una cadena, rompió la puerta de mi casa y me dio cadenazos que me provocaron numerosas heridas", aseveró.
A su turno, la testigo Zulema Piñero, vecina de los padres de la víctima, contó que "en varias ocasiones la ví a Susana llegar llorando; sabía que él le pegaba. Yo le tenía miedo, porque era muy agresivo", contó.
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