El gerente general del Invap, Héctor Otheguy, aseguró que el Arsat 1 “anda mejor de lo planeado” tras ser lanzado el pasado jueves desde la Guyana Francesa y destacó que esta primera experiencia de un satélite de telecomunicaciones cien por ciento argentino “nos abre las puertas para la exportación, un camino que ya hemos hecho en el área nuclear”.

“Al haber quedado muy cerca de la órbita donde tiene que estar, se ahorra en combustible e implica que no haya peligro para la vida útil de 15 años que tiene el satélite”, dijo.
Otheguy afirmó que la principal ventaja que la construcción y puesta en órbita de este satélite es que la telefonía celular, internet y la televisión digital puedan “llegar todos los lugares del país, independientemente de que cuán lejana, inaccesible o pequeña sea una población”.
Además, “va a mejorar la calidad del servicio para grandes usuarios" y las compañías de telecomunicaciones que ofrecen el servicio "tendrán una posibilidad más aparte de la fibra óptica” mientras que, por otro lado, “al haber una empresa estatal que puede establecer los costos reales de referencia, puede influir en las tarifas de las prestadoras privadas”.
No menos importante para Otheguy es que, al ser uno de los 8 países capaces de fabricar y poner en órbita un satélite de estas características, Argentina estará en condiciones de exportarlos, “un camino que ya hemos hecho en el área nuclear”.
“Cuando uno tiene un satélite como este que, pasados unos meses funciona según lo previsto, uno ahí ya puede tener pretensiones de exportar, algo que de lo contrario es muy difícil para cualquier país, más si no tiene una tradición tecnológica”, explicó.
“Un satélite así abre las puertas para la exportación, un camino que ya hemos hecho en el área nuclear. Hoy Argentina, en cosas especificas como diseñar y proveer centros de experimentación nuclear llave en mano, está compitiendo con los otros dos o tres países”, agregó.

“El desarrollo total del sistema desde la concepción, desde la hoja en blanco, es argentino y está basado fundamentalmente en la experiencia que teníamos en la empresa de cuatro satélites de observación de la tierra, el último de los cuales se lanzó hace tres años, y está operando perfectamente”, contó.
Pero desarrollar un satélite “no quiere decir que fabrica hasta el último tornillo o el último circuito integrado”, porque “si hay empresas que fabrican para varios proveedores de satélites, evidentemente ese componente lo tienen a un mejor precio del que lo tendría uno desarrollándolo”.
Otheguy destacó además el crecimiento de la empresa y la fuerte apuesta en ciencia y tecnología del estado nacional, que permite realizaciones como ésta.
“En el año 2003, éramos 320 personas en el Invap: hoy cuadruplicamos la cantidad de gente, el 85 por ciento son profesionales y técnicos altamente especializados. Y casi sextuplicamos la facturación, que era de 30 a 35 millones de dólares y hoy está muy cerca de 200”, dijo.
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