La mayoría duda de las promesas de campaña y ve bien aplicar un "castigo" a los candidatos que no cumplan. Economía, seguridad y trabajo, las tres áreas prioritarias al sufragar. A 7 días de los comicios en la Ciudad de Buenos Aires, cerca del 40% de los porteños dijo que vota "por descarte". Los datos se desprenden de una rigurosa encuesta hecha por dos cátedras de la UBA sobre 1000 vecinos.
Siempre bajo la lupa de los candidatos que buscan conseguir el favor de sus votos –como ocurrirá en apenas 6 días–, el electorado porteño es una incógnita a despejar. De él suele decirse que es tan esquivo como influyente a nivel nacional, complejo y, para algunos, hasta "caprichoso" en sus gustos, cambiante entre comicios y "contracíclico", de acuerdo a un latiguillo de moda.
En el distrito que hace ocho años bastonea el PRO, casi el 40% sostiene que al ir a las urnas elige "por descarte", es decir, al menos malo, y un 41% admite no tener ideología política. Sin embargo, la mayoría prioriza la "propuesta" del partido a la hora de votar y reclama un "castigo" para los políticos que no cumplen sus promesas de campaña. El 29% de los habitantes de la ciudad más rica del país cree que gobiernan los funcionarios electos, pero hay un 28% para quienes, en cambio, mandan las corporaciones económicas. Y cuando faltan pocos días para ungir al sucesor de Mugrizio Macri, un cuarto de los porteños no sabe cómo lo va a hacer, ya que ignora qué es el voto con boleta única electrónica.
Los datos se desprenden de un riguroso estudio sobre 1000 casos, realizado por cerca de 100 docentes y alumnos de la UBA, pertenecientes a la Facultad de Derecho y al Ciclo Básico Común. La encuesta fue personal, con un cuestionario de 30 preguntas, y se realizó el pasado 6 de junio, sobre una muestra que respetó la distribución socio-demográfica de la Capital, dividiendo el territorio en cuatro zonas y a su población por sexo y en tres franjas etarias.
El trabajo "Tendencias políticas en las elecciones 2015" permite radiografiar la "percepción y expectativa electoral de la población", y trazar una suerte de ADN del votante capitalino. A diferencia de otros sondeos, en este caso no se trata de saber qué candidato se ubica primero en el favor del vecino, sino de identificar las variables, múltiples y hasta contradictorias por momentos, que se conjugan en los ciudadanos que el 5 de julio van a escoger a su nuevo jefe de gobierno.
Desencanto y política
Poco más del 63% de los encuestados aseguró saber lo que es una plataforma electoral. Para el resto, constituye una incógnita. Tal vez por eso el 56% consideró que el votante elige sin estar informado sobre lo que plantean los partidos. Así y todo, las propuestas de campaña aparecen primeras en el orden de prioridades de los consultados, con un 33,8%, seguido por el peso del líder del partido, que acumula un significativo 30%, ya sea por "la confianza que inspira" (más de 16%) o por su persona en sí (13,5%). El "pasado político del partido" y el "equipo" de trabajo pelean por el cuarto puesto, con cerca del 10%, en tanto que la "imagen" del espacio ocupa el sexto lugar, con un 7,8 por ciento.
Ante la pregunta, "¿analiza las ideas y proyecto de los candidatos presidenciales?", casi el 52% respondió que sí, el 31% dijo que sólo "a veces" y el 12,5% admitió que no lo hace. Otra consulta clave fue "¿usted vota por convicción o por descarte? Un 54% aseguró elegir al "mejor", pero el 39,7% –casi 4 de cada 10– aseguró que su apoyo va "al menos malo". Los realizadores del estudio advirtieron que si a estos desencantados se suman los que optaron por "no sabe" o no contestaron, "constituye casi la mitad del universo encuestado".
Otro tanto puede decirse de las ideologías. Un 22,6% se dijo "de izquierda"; un 10,7%, de "derecha"; y un 11,3% se asumió "liberal". En cambio, "creo que no tengo ideología política" fue la respuesta mayoritaria: el 41,2 por ciento. En este caso, "no sabe" y "no contesta" marcó el 14%, redondeando así un 55% de indefiniciones. El dato parece ir de la mano con el escaso número de vecinos que dijo militar en algún espacio: 177 sobre 1000, menos del 18%, en tanto que casi el 50% desconoce el mecanismo para afiliarse a una fuerza política. Para los encuestadores, este último dato "pone en duda la vigencia de las formas partidarias clásicas y también la dinámica interna de los partidos".
Promesas y castigos
Aunque hasta aquí no parezca ser el paradigma del ciudadano politizado, los porteños sí son críticos con los candidatos, incluso al punto de estar dispuestos a aplicar una suerte "castigo" pos electoral. Un magro "5" fue la nota que la mayoría de los encuestados –23%– le puso a la "oferta electoral" de la Ciudad, en tanto que "7" fue la máxima calificación con dos dígitos porcentuales, escogida por el 17 por ciento. Hubo 54 vecinos muy disconformes que no dudaron en poner un "1" y otros 16, muy conformes, que dibujaron un "10". Pero "el grueso del universo encuestado ubica la calidad de la oferta electoral en un puntaje mediocre (entre 4 y 7 puntos)", destacó el estudio de la UBA, que además vinculó ese diagnóstico a otro juicio hecho por los porteños, que en un 64,7% consideraron que la propuesta electoral es "suficiente" o bien "escasa".
En cuanto a la conducta de los políticos, apenas un 3,2% mostró confianza plena en la palabra de los candidatos y consideró que con sus acciones "siempre" cumplen las promesas electorales. En cambio, para un contundente 60%, eso sólo ocurre "a veces", en tanto que para el 32% a los dichos de campaña se los lleva el viento y "nunca" se los respeta. ¿Qué hacer frente a este escenario de desconformidad? Tomar medidas: casi el 79% de los porteños vería con buenos ojos aplicar "algún tipo de castigo" a los políticos incumplidores.
Sobre otra conducta reprobada, la corrupción política, un 65% acordó que debe sancionarse, en tanto que un 30%, más resignado, la consideró "inevitable". También aparece como concepto en baja entre los porteños la "lealtad" partidaria: casi la mitad de los consultados no cree en su existencia.
¿Quién manda?
En sintonía con las pocas respuestas positivas sobre la actividad militante, el grueso de los porteños concibe la intervención en los asuntos públicos a través del sufragio: cerca del 72% sostuvo que "votar es la mejor forma de participar políticamente". Con estas cifras, junto a la evaluación más bien crítica hecha por los vecinos con respecto al sistema de partidos, los encuestadores de la UBA hablaron de una "tendencia hacia formas que conjuguen el acto eleccionario con nuevas ofertas que privilegien lo personal por sobre lo estructural partidario".
El mecanismo de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias recibió una mirada positiva de la ciudadanía de la Capital, principalmente como una forma de resolver la puja de aspiraciones hacia el interior de un espacio: el 37% señaló que las PASO sirven para "seleccionar a los mejores candidatos". En menor medida, la atribuyeron como finalidad "ampliar la participación política" y, luego, "democratizar a los partidos".
Sin embargo, surge que una cosa son las formas y otra el fondo, al menos en lo que respecta al ejercicio real del poder. Sólo para 15% de los encuestados el que gobierna efectivamente es "el pueblo". La mayoría, con un 29%, se inclinó por los mandatarios electos con el sufragio. Pero, apenas un punto por debajo, es decir, con el 28% de las opiniones de los porteños, los grupos económicos aparecen como quienes en verdad gobiernan. Incluso, un 10% entregó esa potestad a los medios de comunicación y un 5,8% eligió la opción "otros".
Es decir, el 44,3% cree que entre los políticos votados y el pueblo que los elige se encuentran los que "gobiernan efectivamente", mientras que hay un 44,1% (un volumen casi idéntico de voluntades) que pone esa potestad en manos de las corporaciones, la prensa y otros factores de poder. En cuanto a los que "no saben", alcanzan un significativo 10,3%, más el 1,2% que no contestó.
Economía y prioridades
Sólo un 13% de los porteños habló de un deterioro en su economía a lo largo de los últimos cinco años. Para el restante 43%, el estado de sus finanzas fue "bueno", el 35% lo calificó como "regular" y el 5,5% incluso se refirió a un balance "muy bueno".
"Sorprende en un distrito en donde se instala un discurso crítico hacia la gestión política y económica del gobierno nacional", hicieron notar los encuestadores.
En paralelo a este resultado, apenas un 14,6% consideró que la oposición al gobierno de Cristina Fernández tiene "muchas" propuestas alternativas concretas. Para el resto, los rivales del Frente para la Victoria o bien tienen "algunas" políticas para contraponer a las de la Casa Rosada (46%) o directamente "no tienen" (casi 30%).Interpelados acerca de los intereses de quiénes se privilegian a la hora de votar, se impuso lo políticamente correcto. El 40,5% aseguró que antepone "los del conjunto", y otro 32,6% se inclinó por un mix entre lo personal y lo colectivo. La variante individual quedó en tercer lugar, con un 23,7% que, consultado sobre qué intereses prioriza al escoger a un representante, no dudó en tomar la opción "los míos".
En cuanto a las áreas centrales para la sociedad que asiste a los comicios, la encuesta arrojó un resultado disperso. De todos modos, la variable económica ocupa el primer lugar, con más del 27%, seguida por la seguridad (casi 25%), el trabajo (22%) y, en un lejano cuarto escalón, la educación (10%). El rubro salud no alcanza el 4% en el orden de prioridades, y vivienda y transporte promedian el 2%, en tanto que cultura no llega a completar un dígito.
Este puesto relegado que los electores le asignaron a la cuestión educativa al momento de decidir su voto, se abre a otras dos variables abordadas por el estudio. Una tiene que ver con una problemática social tan presente como es la violencia. Preguntados sobre su causa, la respuesta mayoritaria, en cerca del 30% de los casos, fue justamente "la falta de educación", seguido por "el deterioro de los valores" (18,4%) y "la necesidad económica" (14,6%).
Entre las opciones dispuesta por la encuesta, el reglón más asimilable a un pedido de "mano dura" surge recién en cuarta ubicación, con el 11,4% que responsabilizó a una "deficiencia en el castigo" como la raíz de la violencia. Cerca del 10% habló de "la cultura violenta" y un 7,7% se remitió a "la violencia estatal".
Todos estos elementos, y muchos otros que no se pueden medir pero sí pesan a la hora de votar, se van a conjugar en pocos días, cuando los porteños elijan al sucesor de Mugrizio Macri.
Fuente: Tiempo Argentino
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