lunes, 25 de mayo de 2015

Una multitud aportó colorido y emoción al desfile que trasladó el sable corvo de San Martín

El cortejo patrio que trasladó el sable corvo de José de San Martín hacia el Museo Histórico Nacional se convirtió en una verdadera fiesta popular desde que partió por la mañana del Regimiento de Granaderos.



El cortejo patrio estuvo acompañado por la guardia de ese regimiento, rindiendo homenaje a su paso a los soldados caídos en la guerra de Malvinas y siendo bendecido por el Arzobispo de Buenos Aires en la Catedral Metropolitana.

La jornada de domingo se vio marcada desde temprano por la emoción y el colorido, con niños agitando banderas argentinas y saludando a su paso el cortejo del Sable, que se abrió paso a lo largo del extenso recorrido entre las miles de familias que salieron a festejar una nueva jornada de las actividades por la Semana de Mayo.

Todo se inició pasadas las 11 con el desfile en el Regimiento de Granaderos a Caballo, desde donde partió el desfile patrio con la cureña, acompañado por el ministro de Defensa Agustín Rossi, en un recorrido que alcanzó las calles Luis María Campos, Bullrich, avenidas del Libertador, Leandro Alem, Rivadavia, Bolívar, Yrigoyen, Paseo Colón, hasta llegar a Parque Lezama.

La primera parada del recorrido fue en el mausoleo que recuerda los soldados muertos en 1982 en la Guerra de Malvinas, en la Plaza San Martín. Allí, se realizó una ofrenda floral y fueron entonadas las estrofas del Himno Nacional y de la Marcha de Malvinas.

Posteriormente, el cortejo patrio realizó su segunda y última parada en la Catedral Metropolitana, donde fue recibido por el Arzobispo de Buenos Aires Mario Poli y el secretario General de la presidencia, Eduardo de Pedro, donde también se encontraba una multitud que también participaba de los festejos oficiales de la Semana de Mayo, esperando el paso de los Granaderos y del sable.


Allí el prelado definió a San Martín como quien representó "en su máxima expresión los reclamos de libertad e independencia" de nuestro país y destacó que su sable fue desenvainado únicamente "en las batallas de independencia de América del Sur, para gloria de nuestro pueblos".

Sobre el relicario donde descansas los restos del prócer, Poli deseó que "el encuentro entre el padre de la patria y su noble arma produzca la paz, reconciliación, justicia y progreso respetando la voluntad y legado de quien hoy evocamos".

Posteriormente, luego de que la Fanfarria del Alto Perú ejecutó la Marcha de San Lorenzo, el cotejo inició el último tramo en su marcha hacia el Museo Histórico Nacional, en Parque Lezama.

Minutos antes de las 14, el sable llegó al Museo Histórico Nacional, donde era aguardado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien poco después -en una ceremonia transmitida por cadena nacional- lo depositó en su destino final, en una vitrina del Museo.

La espada de San Martín podrá ser apreciada por todo el público en una sala especialmente diseñada con modernas medidas de seguridad y conservación.

El sable ahora quedó rodeado por las armas de Manuel Belgrano, Manuel Dorrego, Juan Manuel de Rosas y Guillermo Brown, entre otras. El espacio estará custodiado por el Regimiento de Granaderos a Caballo, en homenaje al prócer.

Como antesala, una habitación contigua exhibe boleadoras, armas de fuego y puñales, las armas anónimas del pueblo, de aquellos que lucharon por la libertad.


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