El cineasta, autor de filmes como “Diapasón” y “En el nombre del hijo”, falleció ayer a causa de una enfermedad que lo aquejaba desde hace algunos años, informaron sus familiares.
"Estamos muy dolidos y shockeados todavía, acaba de ocurrir. Tuvo un paro cardiorespiratorio", afirmó a Télam Liliana Polaco, una de sus hermanas, quien señaló que sus restos eran velados ayer a la tarde en un casa de sepelios del barrio porteño de Palermo e serán inhumados hoy en el cementerio de Chacarita.
Entre las películas de Polaco se destacan "Diapasón" (1985), "En el nombre del hijo" (1987), "Kindergarten" (1990), "Siempre es difícil volver a casa" (1992), "La dama regresa" (1996) y "Viaje por el cuerpo" (2001), además de numerosos cortos.
El cineasta, quien se encontraba internado en una clínica porteña a causa del mal de Parkinson que sufría desde hace años, y que a esta altura le producía grandes dificultades para moverse y expresarse, había estrenado el año pasado una versión muy particular de "Príncipe azul", una corta pieza teatral de Eugenio Griffero, que formó parte del ya legendario Teatro Abierto.
Sensible, delicado y muy polémico por su forma perturbadora de ver y entender el mundo, Polaco era conocido como uno de los cineastas más controvertidos del ambiente local, especialmente por los problemas que le había ocasionado "Kindergarten", filme que estrenó recién en el Festival de Mar del Plata en 2011, 22 años después de ser censurado.
"Kindergarten", que protagonizaron Arturo Puig y Graciela Borges, fue prohibido en 1989 bajo el argumento de que presentaba imágenes obscenas, corrupción de menores y ultraje al pudor. "El que estuvo prohibido en aquella época fue Jorge Polaco. Fueron 8 años de suplicio en los que fui perseguido por la pobreza mental de algunas personas", había afirmado el director.
"En la telenovela que me toca vivir, escuchar 'Kindergarten' significa una lágrima detenida en el centro de mi pecho. Dicen que son dos las armas mortales de nuestros demonios: la mentira y el miedo. Las miradas maquiavélicas muy fácilmente tergiversan las obras y luego las condenan", escribió Polaco en aquel momento.
En la primera proyección pública de su película después de 22 años, Polaco sostuvo a Télam: "Perdí el miedo a enfrentarme con los fantasmas de mi propia obra. Ahora estoy muy feliz de haberlo hecho, a pesar de haberme negado durante tanto tiempo".
Este personal director, cuya obra se distingue por la audacia con la que siempre abordó cada una de sus películas -en las cuales la estética que plantea está cimentada en el desprejuicio y la crítica a las instituciones-, se destacó también por filmes como "La dama regresa", celebración kitsch que tenía a Isabel Sarli como protagonista.
Una de sus últimas películas fue "Arroz con leche", protagonizada por Jorge Ochoa, María Alejandra Figueroa e Isabel Sarli, que se basaba en la novela "Papá, ¡no te escapes del asilo!", de Antonio Moneo, sobre la revolución que un anciano genera en una residencia geriátrica.
Desde su corto en Súper 8 milímetros "Margotita", construido a partir de la figura senil de Margot Moreyra, una de sus actrices fetiches y musas inspiradoras, las representaciones de la vejez fueron sustanciales para definir la estética del cine de Polaco.
En "Arroz con leche", centrándose casi exclusivamente en esa línea, logró construir una película sobre dos hermanos que deciden internar a su padre en un geriátrico, donde la vejez parece convertirse en una nueva infancia pero sin el tufillo a ternura ni la mirada compasiva.
Con su característica teatralidad del exceso, yendo desde la performance esperpéntica hasta la poesía kitsch, sin dejar de pasar por una comicidad desconcertante, la película puede convertirse en un musical naif o en una serie de estampitas de las divinidades más descartadas de cualquier credo.
Su octavo y último largometraje fue "Príncipe azul", que protagonizan Ariel Bonomi y Harry Havilio, es una adaptación cinematográfica de la obra de teatro homónima de Eugenio Griffero, que fuera estrenada en los años 80 en el ya mítico Teatro Abierto.
El filme, un desafío a la incomprensión y el silencio, cuenta la historia de la relación amorosa entre dos jóvenes de 16 años, que habiendo sido separados por sus familias, prometieron encontrarse 60 años después.
"Desde que vi la obra quise hacerla, me pareció muy interesante la historia de estos dos hombres que ya viejos se encuentran, después de 60 años de haberse enamorado cuando eran adolescentes. Es la historia más simple de las que conté hasta ahora en el cine", había afirmado Polaco con gran esfuerzo.
Especialista en buscar belleza en aquello que dentro de las convenciones es rechazable, inaceptable o tabú, Polaco le dio voz en sus películas a personajes generalmente relegados de las historias convencionales, como los locos, los marginados, los ancianos y los niños, en una apuesta por rescatar y revelar un costado oculto de la vida.
Algo parecido ocurría en esa singular exposición de lo salvaje y loco que fue "El tutor", su única experiencia teatral, que recordaba el tema de "el niño salvaje" con la peculiar impronta de un autor que grita a través de sus obras, porque cada uno de sus personajes vive atormentado por su propia insignificancia frente al tiempo que deteriora la belleza física y su solidez.
La estética de Polaco es la del decorador de vidrieras que fue (en locales de la calle Florida) en viejos tiempos, cuando también participó en París, y tras egresar de Letras en la UBA, en los seminarios de Lacán: su cine es su discurso frente a un analista imaginario que busca entre un público que puede admirarlo tanto como rechazarlo y convertirlo en un cineasta maldito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario