Editorial - Por Soledad Sganga
SE TRATA DE UN ABUSO POR PARTE DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD EN EL USO
DE ARMAS DE FUEGO.
Llegada la democracia el poder de las fuerzas de era todavía muy
fuerte e influyente por tanto en contexto en el cual se podía dar algún caso de
exceso por parte de las mismas, casi no tenía justicia. La violencia
institucional estaba totalmente naturalizada. Solo la hipócrita repercusión
mediática y el espanto hipócrita por parte de la sociedad, que solo se espanta
mientras mira para otro lado y en muchos casos piensan “uno menos”.
Ya en los años '90, las fuerzas no quedaron exentas de la destrucción
de todo el tejido social. Muchos miembros de la policía, ya sea: federal,
provincial y municipal, venía prestando funciones de aquella larga noche de la
dictadura e incluso los años previos con la Tripe A. Sin equipamiento, sueldos
paupérrimos, corrupción, redes mafiosas, lazos de encubrimiento con el poder
judicial y político, etc.
En medio de eso, nos seguían matando los pibes. La familia se
desintegraba gracias a un sistema que destruía la industria, el trabajo y el
ingreso. Y las consecuencias se vieron y se siguen viendo años después.
Hoy muchos de los que eran niños en los '90, que no tuvieron una
familia constituida, un hogar que lo cobije, pibes que vieron a sus padres
salir con pesados carros a juntar cartón o revolviendo en la basura para comer.
Eso fue lo que vieron nuestros niños de de aquella década abyecta.
Esos niños de los '90 fueron adolescentes en los 2000 y adultos ya en
el 2015. Muchos se quejan de la inseguridad, no dudan en estigmatizar con las etiquetas de “pibe
chorro”, “moto chorro”, "el pibito de la villa"; ignorando que estos pibes
tuvieron una historia, y que como sociedad se eligió mirar para otro lado. Se
prefirió ignorar.
Con el “uno menos” se prefiere ignorar pero también representa una
forma de pensar. De hacer un recorte de una realidad más amplia, despojada de
cualquier responsabilidad social que nos toca a todos por el solo hecho de
vivir en sociedad.
Las consecuencias de esos años de daño, de destrucción y de un modelo
para el cual la violencia y la pobreza son uno de los pilares fundamentales
para su sostenimiento, las seguimos viviendo hoy.
Por suerte, tenemos muchos pibes que lograron ver a sus familias
reconstruidas, a sus padres con la dignidad del trabajo llevando el pan a la
casa, ellos mismos terminando o retomando estudios. Muchos siendo primera
generación de estudiantes universitarios. Así se combate y se revierten esas
consecuencias.
Desde el lunes, un pibe de 20 años está cuadripléjico, luchando por su
vida debido a que recibió tres tiros por parte de un efectivo de la Policía
Metropolitana. No hay versión, de las tantas que se escucharon, ni una sola que
encuadre con el argumento del policía e inclusive con el argumento esgrimido
por la vicejefa M. Eugenia Vidal que declaran que fue un caso de violencia de
género ya que el joven tenía una restricción y no acató la voz de alto.
Nadie entrevistó a la mujer, el efectivo ya está libre y los vecinos
coinciden en que no hubo arma y menos intento de usarla por parte del joven.
Sea como haya sido la situación, así como una persona corriente hace
un curso de autodefensa, se supone que un efectivo preparado para situaciones
de violencia, es aún más capaz de reducir a una persona si representa una
amenaza.
Tres tiros no son legítima defensa, un tiro en la médula no es un “no
acata la voz de alto”. Dejar al pibe tirado en el piso, subirse al patrullero e
irse tampoco. Y menos aún si era un caso de violencia de género, la mujer quedó
desprotegida y no cumplieron con su consigna.
Esa es la policía Metropolitana, aquella que tiene integrantes de la
famosa “la maldita bonaerense”, de efectivos de la dictadura. Esa es la policía Metropolitana, la misma que quema colchones y golpea y mujeres embarazadas.
Esa es la policía municipal de CABA, quizás la misma metodología vaya
a ir a parar a la Bonaerense. Pensemos que puede llegar a pasar a la Federal
tanto solo con una orden política. La orden política vigente es la no represión
de ninguna protesta social, sino diálogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario