Habitantes de barrios porteños y localidades bonaerenses afectados por el desborde del arroyo Medrano, volvieron a pedir obras a la Ciudad, a un año de que las inundaciones que dejaron 10 muertos.
Vecinos de asambleas de los barrios de Saavedra, Coghlan, Mitre, Núñez y Belgrano, entre otros, junto a organizaciones de las localidades bonaerenses de Villa Maipú, Munro o Florida realizaron una marcha de silencio para recordar el primer aniversario de las trágicas inundaciones, en donde los vecinos sufrieron centenares de pérdidas materiales.
Las columnas partieron desde diversos barrios y confluyeron todas en la plaza situada frente al Parque Sarmiento, donde todos los vecinos coincidieron en reclamar por la falta de obras en el arroyo Medrano, la urgente realización de reservorios para prevenir hechos similares, y la soledad que tuvieron hace un año sin la ayuda del gobierno porteño para rescatarlos.
La lluvia comenzó la noche del 1 de abril de 2013, registrándose su pico máximo en la madrugada del 2 cuando en dos horas la caída de agua superó los 100 milímetros en la ciudad, siendo las zonas norte y oeste las más afectadas por el desborde del arroyo Medrano.
Autos flotando y llevados por la correntada, vecinos con agua dentro de sus viviendas, comercios dañados y decenas de personas de los asentamientos que perdieron todas sus pertenencias, fue el panorama que dejó la precipitación, especialmente en los barrios de Saavedra, Colegiales, Villa Luro, Villa Ortuzar y Villa Urquiza.
Mikel, un vecino de Saavedra, contó que ese día "mi auto se fue flotando y quedo irrecuperable, mi casa no fue afectada de casualidad porque es muy alta y solo entraron 30 centímetros en el interior".
"La pérdida más grande -narró- además de las vidas humanas no son las materiales, sino la tranquilidad. Después de la tragedia los vecinos ahora nos ponemos nerviosos cada vez que llueve porque es imposible no pensar en lo que nos pasó".
Indicó además que "entre todos ahora nos organizamos en asambleas y es una rutina mandarnos mensajes cada vez que hay alertas meteorológicos o buscar lugares altos para estacionar los autos por si llueve".
"También debemos tener a mano ladrillos para subir los muebles. Todas estas precauciones no tienen nada que ver con la falta de preocupación del gobierno porteño, que en estos 365 días no hizo nada", subrayó el vecino.
Por su parte, Ricardo, destacó que su familia "gracias a Dios no fue afectada tanto por la inundación ese día, pero nosotros lo pasamos con el agua hasta la cintura ayudando a vecinos que habían perdido todo o a quienes no podían valerse por sí mismos".
"Este problema podría mitigarse con pequeñas obras si hubiese decisión política, desde aquel día venimos insistiendo en que draguen la desembocadura del Medrano, limpien los desagües y que construyan reservorios, pero a nadie le importa", agregó.
En tanto, Graciela, jubilada ella, aseguró que nació en el barrio de Saavedra pero "la única inundación que recordaba era la de 1983, pero acá lo triste no fue que entró un metro y medio de agua y perdí todo, sino que los únicos que vinieron a ayudarme fueron los vecinos".
A su vez, Daniela manifestó que la noche de la inundación "me despertaron llorando los chicos y cuando baje de la cama sentí que mis piernas se sumergían en el agua. Cuando llegué a la pieza de ellos la cunita casi flotaba".
"El gobierno porteño entregó algunos subsidios pero eso no cubre de ninguna manera todas nuestras pérdidas materiales y mucho menos la pesadilla que sufrimos. Todos los días vivimos la misma pesadilla porque nunca hicieron las obras para que esto no se repita", puntualizó.
En tanto, Carlos, aseguró que el gobierno porteño "nunca trazó un pan estratégico para la cuenca del Medrano. Además, nunca promovió la formación de una autoridad de cuenca para solucionar con la provincia este problema".
El vecino criticó la obra del Metrobús sobre la avenida Cabildo porque "agravarán el problema de las inundaciones si vuelve a llover como hace un año, ya que las dársenas actuarán como diques y el agua no podrá escurrir".
La manifestación vecinal concluyó con la lectura de documentos ante la presencia de casi mil personas que portaban paraguas como símbolo de su única herramienta frente a la lluvia.
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