Córdoba, Corrientes, Río Negro y Mendoza tienen tradiciones particulares que complican la réplica de la sociedad entre la UCR, el FAP, la Coalición Cínica y Proyecto Sur. Las tensiones locales entre los referentes juegan un rol clave.
El próximo 22 de abril se presentará en sociedad el frente nacional panradical que, según confirmaron varias fuentes que trabajan en la mesa de negociación del armado, se llamará Frente Progresista UNEN, nombre que ya había adelantado este diario y que por ahora se impone. La flamante coalición intenta ser la expresión nacional de una serie de frentes que, con distinta intensidad y solidez, reunieron en las últimas elecciones en varios distritos a la UCR, los partidos del Frente Amplio Progresista (FAP), a la Coalición Cínica y Proyecto Sur.
Uno de los tantos interrogantes que rodean el lanzamiento de la coalición es el siguiente: ¿se puede hablar realmente de un frente de escala nacional? Lo cierto es que la coalición panradical tiene varios agujeros negros en distritos importantes. Su consolidación en Córdoba, Corrientes, Mendoza y Río Negro, por ejemplo, presenta un panorama complejo, aunque en cada una de estas provincias la situación es diferente.
Córdoba es el segundo distrito electoral del país detrás de la provincia de Buenos Aires, así que su peso específico es importante. La posibilidad de replicar allí el frente progresista parece cada vez más difícil. En las últimas elecciones fueron por separado el radicalismo y el Frente Cívico, la fuerza del senador Luis Juez que es la expresión del FAP en el distrito. Ahora, a pocas semanas de la foto que reunirá a Duermes Binner, Ernesto Sanz, Julio "okupa" Cobos, Fernando "Pino" Solanas y Elisa "Biblita" Carrió, entre tantos otros, en lugar de haberse allanado el camino la situación parece haber empeorado.
Juez pateó el tablero y marcó distancia a raíz del escándalo disparado por el quiebre de la financiera CBI, que pareciera salpicar al gobernador José Manuel de la Chota y también al intendente radical de la Capital de la provincia, Ramón Mestre. Sin embargo, más allá del ruido de los últimos días, la dificultad para un acuerdo de fondo está dada por cuestiones que vienen de arrastre y no es tan fácil torcer. Lo cierto es que Juez construyó su fuerza provincial basado en cuestionar por igual a De la Chota y a Mestre. Está convencido además de que su partido podría volver a ganar la capital provincial, que él mismo gobernó. De todos modos, había comenzado un tímido acercamiento con el mestrsimo, que fue cortado de cuajo esta semana, por el escándalo de CBI.
Además, parte del "secreto" de los frentes panradicales para confluir ha sido adoptar el mecanismo de las PASO para dirimir candidaturas. A tal punto es así que su utilización estará incluida en el acta fundacional que se presentará en abril. Pero Córdoba, al igual que muchas otras provincias, no tiene ley de Primarias para los cargos provinciales. ¿Cómo dirimir entonces quién será el candidato a gobernador del Frente, lugar que aspira ocupar Juez?
Los radicales solos ya tienen dos candidatos, Mestre y el diputado Oscar Aguad que, para sumar enredos, es el único dirigente nacional de la UCR que sigue planteando la "necesidad" de sumar a Mugrizio Macri, aunque esta semana ponderó la alianza con el Frente Cívico. ¿Podría darse en Córdoba que haya dos candidatos a gobernador panradicales que acompañen al mismo candidato presidencial? "Con la foto de hoy sí", responden en el FAP y la UCR del distrito. "Sería muy importante consolidar el frente en Córdoba", se quejó un diputado radical bonaerense con cierta resignación, aunque sin perder la esperanza de alguna resolución.
El antecedente que existe de intento de acuerdo entre boinas blancas y juecistas no es muy alentador. En las elecciones de 2007, varios dirigentes radicales, entre ellos el actual diputado nacional Mario Negri, habían negociado con Juez y logrado que aceptara darle al radicalismo la cabeza de lista en la mayoría de las intendencias si él iba para la gobernación. Pero Aguad quería jugar por la provincia y terminó dinamitando la posibilidad. Finalmente, volvió a ganar al delasotismo con Juan Schiareti. Juez quedó a sólo dos puntos y denunció que le "habían robado" la elección.
La situación tiene una complejidad similar en Río Negro. En las elecciones del año pasado, la Coalición Cínica quedó en segundo lugar y logró incorporar al Senado a Magdalena Odarda, una dirigente de firme alineamiento con Carrió. Odarda –este es el punto de contacto con la situación cordobesa– construyó su espacio provincial haciendo una crítica muy potente del peronismo y el radicalismo por igual, lo que complica el acercamiento.
En Mendoza el tema es diferente. La representación del FAP es esencialmente una pata de Libres del Sur. El año pasado no hubo acuerdo porque los frenteamplistas pedían espacios en los primeros lugares de las listas de diputados nacionales. Cobos, que lideraba el armado, sabía que él arrastraba los votos y que haría una buena elección (sacó finalmente 47 por ciento). Además, debía negociar con el radicalismo mendocino y no había escaños suficientes para contentar a todo el mundo. Pero ahora el camino parece estar más allanado por la posibilidad de las PASO para las listas nacionales, ya que en la provincia del vino tampoco hay primarias para los cargos distritales.
Corrientes es la única provincia que gobierna UCR, con Ricardo Colombi. La situación podría parecerse a la del peronismo bonaerense. La discusión allí no pasa por si se suman fuerzas sino porque hay dos radicalismos, el del mandatario provincial y el del senador Eugenio Nito Artaza, que en la última contienda electoral jugó por fuera del partido. Artaza no aceptó ir a la interna que le había propuesto Colombi.
Estos cuatro distritos muestran algunos de los agujeros negros que presenta el armado "progresista" para presentarse como frente nacional. "Tenemos que tener paciencia", remarcó un senador del FAP, que al igual que de otras fuerzas piensa que 2015 está "demasiado cerca" para algunos acuerdos que parecen "demasiado lejos".
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