LOS TRABAJADORES DE AGR SE CONCENTRARON AYER FRENTE A LOS ESTUDIOS DE CANAL 13 Y TN, CORTANDO LA AUTOPISTA 25 DE MAYO. HUBO MEDIDAS SIMILARES EN EMPRESAS DEL GRUPO CLARÍN EN TODO EL PAÍS.
Los trabajadores despedidos de la empresa Artes Gráficas Rioplatenses (AGR), del grupo Clarín, se movilizaron ayer a la mañana hasta las puertas del canal 13, en Constitución, para protestar por el cierre de la planta gráfica que dejó 380 despidos. La convocatoria incluyó medidas similares en empresas del Grupo Clarín de todo el país y tuvo una fuerte repercusión en Córdoba, Santa Fe y Mar del Plata. El hashtag #ClarinDespide estuvo al tope de Twitter todo el día.
Por la tarde, a las 18, dirigentes de la Federación Gráfica Bonaerense y la Comisión Interna de AGR-Clarín fueron recibidos por el Consejo Directivo de la CGT, en la calle Azopardo 802.
Los trabajadores de AGR reclaman que Ministerio de Trabajo obligue a Clarín a retomar la producción en la planta -afirman que están imprimiendo las revistas en talleres clandestinos- y retrotraer los despidos. En la reunión solicitaron el pronunciamiento de la CGT y todas las posibles medidas de apoyo a su lucha.
Los despedidos continúan con una permanencia pacífica en los puestos de trabajo desde el lunes de la semana, cuando les comunicaron el cierre de la planta.
La imprenta fue cerrada aduciendo la baja en el consumo de revistas y la necesidad de cambios tecnológicos. El gremio, sin embargo, asegura que el lugar estaba produciendo a pleno y que el verdadero objetivo es flexibilizar las condiciones de trabajo de los gráficos, que en este taller tenían importantes niveles salariales.
“Agradecemos la enorme solidaridad con nuestro conflicto, que se convirtió en un caso testigo con despidos ilegales para destruir el convenio colectivo. Ya tuvimos dos reuniones en el Ministerio de Trabajo y seguimos sin ninguna respuesta”, sostuvo Pablo Viñas, delegado de AGR, que también denunció que la empresa no les pagó el sueldo correspondiente a la primera quincena del mes.
Desde la empresa dijeron que la decisión de cerrar el taller correspondía a una decisión estrictamente comercial, generada por la disminución abrupta de los productos que allí se imprimían. Los trabajadores desmienten esa versión y denuncian un vaciamiento de la empresa.
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