El fondo que dirige Mark Brodsky compró derivados llamados PUT cuyos beneficios se incrementan sólo si las acciones de la petrolera se vienen a pique. Este fondo buitre siempre se opuso de forma tenaz a una salida negociada del conflicto.
Existen muchas maneras de especular, pero la maniobra buitre se caracteriza por aprovecharse de los países y las empresas cuando están acorralados. Este es el caso de Aurelius Capital Management, el fondo buitre de Mark Brodsky, quien compró un tipo de derivado especial llamado PUT por U$S 9 millones de la petrolera argentina YPF, que implica mayores ganancias cuanto más cae el valor de la acción.
Este movimiento especulativo comenzó en el primer trimestre de 2014, cuando aún continuaban las negociaciones de acercamiento entre la Argentina y los fondos buitre. En esos encuentros, Aurelius fue un férreo opositor a cualquier tipo de resolución favorable a las partes.
Según la última declaración jurada del fondo, realizada el 30 de junio, todavía tenía el PUT en sus manos, por lo que podría estar esperando para activarlo. Sin embargo, no siempre la especulación gana: si se activara hoy, el buitre habría perdido mucho dinero.
Brodsky, el titular del fondo Aurelius, aprendió del mejor. Es que el abogado especialista en Ciencias Políticas graduado "cum laude" en Harvard que estuvo relacionado en el caso de quiebra de Enron y trabajó durante mucho tiempo en el fondo buitre Elliot Management, codo a codo junto a Paul Singer.
En 2006, Brodsky inauguró Aurelius Capital Management, el segundo fondo litigante más importante en el caso contra Argentina.
El PUT es un derivado financiero que es más comúnmente conocido como "opción para vender" un título o una acción. Si una persona tiene una acción de YPF y la quiere vender en un determinado plazo de tiempo, por ejemplo el 30 de noviembre de 2014, una de las posibilidades es hacerse de un PUT de YPF que vence ese día. Este instrumento genera un derecho a vender la acción a quien lanzó ese derivado financiero al mercado, al precio establecido en el acuerdo.
Un caso podría ser el de Aurelius. El fondo compró PUTs de 300 mil acciones de YPF en el primer trimestre del año por un total de U$S 9,8 millones, lo que implica un total de U$S 32,68 por acción.
Suponiendo que el 30 de noviembre, las acciones de YPF cotizan a U$S 1 dólar la acción. Si el costo de compra de cada PUT es de U$S 1, Aurelius deberá desembolsar U$S 300 mil para comprar los PUTs, y luego adquirir las acciones por U$S 300 mil para venderlas al total de U$S 9,8 millones. La ganancia de la operación sería de U$S 9,2 millones, en este ejemplo hipotético de un valor de las acciones de U$S 1, y el retorno resultaría mayor si el precio fuera U$S 0,5 y menor si fuera U$S 2,5.
Mark Brodsky, titular del fondo buitre Aurelius |
El mercado financiero permite esta clase de especulaciones y estos derivados están regulados por la International Swaps and Derivatives Association (ISDA), que contiene a un fondo buitre, Elliot Management, en su comité de decisiones, bajo la premisa de que la autorregulación de los mercados es posible.
Resulta difícil argumentar por qué este tipo de derivados que permiten ganar a costa de las pérdidas de los mercados están autorizados, pero, al igual que los seguros de default (Credit Default Swaps, también llamados CDS), tienen un gran volumen de compraventa en las plazas financieras más importantes.
Una de las posibles explicaciones es que sí se utiliza en conjunto con la compra de una acción, en lo que se suele llamar married PUT o también llamado PUT protector. Al igual que en la utilización tradicional del CDS, el put sirve como una forma de seguro: el fondo entonces compra una acción de YPF, por lo que espera que el valor de la empresa se incremente, pero al mismo tiempo busca garantizarse un beneficio frente a una posible caída.
Este es el caso del Citigroup, quien tiene 235.384 acciones en YPF, por un total de U$S7,7 millones y, al mismo tiempo, el banco compró PUTs por U$S 6,3 millones en acciones de YPF. Las inversiones se contradicen porque primero esperan un alza de las acciones y luego una baja de las mismas, pero en conjunto logran una protección efectiva de la empresa. Más aun, para compensar el PUT, el banco tiene un segundo derivado llamado CALL por un total de U$S 8,3 millones, que implica una opción para vender acciones.
Pero la estrategia de Aurelius es la que se denomina naked PUT, o PUT descubierto dado que no tiene la acción de YPF. En consecuencia, la especulación de Aurelius es a que la cotización de YPF descienda. El problema es que Brodsky no es un inversor anónimo: en sus negociaciones con la Argentina fue el fondo buitre que más aguerridamente se enfrentó con el país y negó la posibilidad de un diálogo.
El último jueves se conoció que Edward Friedman, abogado de Aurelius, le escribió al juez Griesa que "Argentina ha violado descaradamente el desacato". Es decir que, quien especula contra los activos argentinos es el mismo que puede dejar a la Argentina en default. Los buitres están siendo investigados por la Segurities and Exchange Commission (SEC) a pedido de la Comisión Nacional de Valores (CNV), dirigida en su momento por el actual presidente del Banco Central de la República Argentina, Alejandro Vanoli, sobre una posible tenencia de CDS, lo cual implica una manipulación de los mercados. En este negocio, indirectamente se estaría operando de la misma manera.
Sin embargo, las especulaciones, incluso las de los buitres, pueden salir mal: las acciones de YPF en el exterior no paran de crecer, y hoy cotizan a U$S 33,72, mientras que a principio de febrero el valor era de U$S 21,85. Pareciera que el supuesto default que quisieron instaurar no fue tan rentable después de todo.
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