Paul Singer, David Tepper y otros fondos buitre ostentan crecientes posiciones en corporaciones mediáticas como News Corporation, Disney, Comcast, CBS y Fox, entre otros, que controlan medios influyentes como CNN, NBC y The Wall Street Journal.
Es sabido que los fondos buitre comprenden el rol que juega la política en la defensa de sus propios intereses. Son conocidos los aportes millonarios que el fondo buitre NML Elliot de Paul Singer (que encabeza el embate judicial contra la Argentina) ha realizado a las campañas presidenciales y hasta municipales de los candidatos republicanos y en particular de su fracción ultra conservadora, el Tea Party.
Por ejemplo, el magnate de las finanzas Paul Singer aportó 2,3 millones de dólares a la campaña presidencial del republicano Mitt Romney.
A su turno, el propio Tea Party desarrolló una fuerte campaña, primero sobre el juez Thomas Griesa y luego sobre la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, que sirvieron para salvaguardar los intereses de los buitres en general y de Elliot en particular, preservando los términos del fallo del juez de Nueva York.
Pero el tráfico de influencias de los buitres no se limita al ala ultra conservadora del escenario político norteamericano y a la justicia. Durante lo que va del diferendo con la Argentina los fondos buitre han obtenido el apoyo de grandes grupos mediáticos formadores de opinión, desde cuyas páginas se ha desenvuelto una campaña en regla contra la Argentina y en favor del reconocimiento de la totalidad de la deuda de los hedge funds.
Ese apoyo que no lograron ni en la ONU ni en la opinión pública internacional sí ha tenido eco en grandes corporaciones mediáticas de todo el mundo.
Así, su interés se expresó en la cadena CNN de los Estados Unidos, o en la cadena FOX o en publicaciones como The Wall Street Journal y The Economist, entre otros.
Sin ir más lejos, el pasado miércoles el "prestigioso" diario norteamericano especializado en finanzas The Wall Street Journal publicó una nota editorial bajo el título de "El desacato de Argentina", donde asegura que el nuestro "es el país más famoso de Sudamérica por no pagar deudas". Allí, además, concluye que con el slogan de "Patria o Buitres", el gobierno busca tildar de buitre "a la Corte Suprema de Estados Unidos y a cualquiera que busque cobrar deudas o hacer cumplir el Estado de derecho".
Por último la editorial asegura que "culpar a los extranjeros por su grave situación económica es un deporte tradicional para los políticos en Buenos Aires".
Poco tiempo atrás, el mismo diario había publicado otro artículo titulado "Argentina Dances With Default" (Argentina bailando con el default) en el que se acusaba a nuestro país de no buscar una salida negociada con los acreedores y de "ensuciar la imagen del sistema legal estadounidense".
En la misma editorial el diario aseguraba, en un tono enfurecido, que "hace falta valor para acusar de corruptos a los tribunales estadounidenses viniendo de un país que pisotea a su antojo el derecho de la propiedad. Recuérdese la toma por parte de Argentina de los activos de Repsol en el país".
Más allá de la orientación ideológica propia que pudieran tener esos medios, las editoriales no son ni inocentes ni surgen de una inspiración autónoma.
Es que, un análisis de sus carteras de accionistas permite inferir que la influencia de los buitres dista de ser meramente una coincidencia ideológica desinteresada.
El diario mencionado, por ejemplo, forma parte del grupo News Corporation, propiedad del magnate australiano de los medios Rupert Murdoch y en cuyo directorio, por ejemplo, participa el ex presidente español del Partido Popular José María Aznar.
Este multimedios cotiza en las bolsas de Nueva York, Londres y Australia y está integrado por tres editoriales, 25 periódicos australianos, dos de Fidji, uno de Nueva Guinea, cuatro periódicos en el Reino Unido (entre ellos el amarillista The Sun), 39 periódicos en los Estados Unidos (entre ellos el conocido por su sensacionalismo financiero The New York Post y el propio The Wall Street Journal), alrededor de 40 revistas en Estados Unidos y Australia, presencia en emisoras de radio y TV, además de proveedores de Internet y cable en todo el globo.
Curiosamente, el fondo NML-Elliot se encuentra entre los 25 principales tenedores de acciones de la compañía con un total de 784.500 acciones por un monto de casi 14 millones de dólares.
El grupo también cuenta con parte de la propiedad de la Twenty-First Century FOX que, a su vez, también dispone de los aportes de Paul Singer como accionista.
En este caso, NML-Elliot dispone de 11,6 millones de acciones por un monto de casi 400 millones de dólares. Dentro de la cadena de TV se trata del cuarto accionista institucional más importante de la compañía, por encima incluso de instituciones financieras como el JP Morgan, el Deutsche Bank y Morgan Stanley.
En la nómina de accionistas de Fox, cuyos vínculos con el Partido Republicano y su posicionamiento con relación al diferendo con los buitres son de público conocimiento, también se encuentra el grupo financiero Black Rock Institutional Trust Company, que dispone de 30 millones de dólares en acciones y que es el fondo que fuera identificado por la presidenta como el autor intelectual de la quiebra fraudulenta de la imprenta gráfica Donnelley luego de un intenso intercambio de acciones con la propia NML-Elliot de Paul Singer. Black Rock, además, bajo sus diversas subsidiarias, cuenta con acciones por más de 3000 millones de dólares en el multimedio Time Warner, del cual forma parte el ultraconservador canal de noticias norteamericanas CNN.
La participación de los buitres en las grandes corporaciones excede largamente las anteriormente mencionadas. Por ejemplo, el fondo Appalloosa Management, propiedad de David Tepper, hoy acusado de conspirar contra el emporio privado del juego Caesar Entertainment Group del cual forma parte, para disponer del cobro de seguros contra default, también tiene presencia en grandes multimedios.
Por un lado dispone de 2,2 millones de acciones por 135 millones de dólares del conglomerado mediático CBS Corporation, propiedad de The Walt Disney Company. En el último trimestre las posiciones del fondo con relación a las acciones del grupo se incrementaron en un 72%, lo que da muestras de la dinámica del proceso de penetración de los fondos en los grandes medios de comunicación en búsqueda de influencia.
El mismo fondo dispone también de acciones por 48 millones de dólares en otro de los grandes pooles mediáticos norteamericanos como es Comcast Corporation que, además de ser uno de los principales proveedores de Internet y cables de los Estados Unidos, desde 2009 es propietario de la mayoría accionaria (51%) de la NBC Universal Media, que es una de las cadenas de noticias más importantes de los Estados Unidos con canales en varios idiomas y especializados en finanzas.
Entre los fondos que litigan contra la Argentina y se encuentran beneficados por el fallo del juez Thomas Griesa, se encuentra Blue Angel, que es parte del grupo Davidson Kempner, encabezado por Thomas Kempner. Este último también dispone de posiciones en el grupo CBS, propiedad de The Walt Disney Company. Allí el hedge fund dispone de casi 300 mil acciones por un valor de 18 millones de dólares.
Como se puede ver, sin tratarse de una investigación exhaustiva, los sectores que operan en los márgenes del sistema financiero han tomado nota de la importancia de contar con una fuerte presencia en las corporaciones de medios. Seguramente no lo hagan a la espera de retornos financieros (no es en la venta de diarios y revistas donde buscan obtener ganancias) sino en el rédito que pueden obtener a partir de la presión política sobre la justicia y en la manipulación de la opinión pública.
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