LOS SOCIOS DE CRISTÓBAL LÓPEZN O DESCARTAN QUE EL EMPRESARIO SE APARTE DE LA ACTIVIDAD.

Fuentes al tanto de las negociaciones confirmaron que la idea de traspasar la jurisdicción sobre el juego a la ciudad de Buenos Aires tomó fuerza en los últimos días. La posibilidad comenzó meses atrás como un proceso conversado con Lpopez y luego de los últimos enfrentamientos pasó a manejarse de manera más unilateral y acaso con cierta connotación punitiva.
Pero es verdad que alimenta la movida no sólo el conflicto con el empresario patagónico, sino también la situación absurda que se vive actualmente: en diciembre. Rodríguez Larrata dejó caer el convenio que la Ciudad tenía con los casinos de Cristóbal López y sus socios -Hipódromo de Palermo y Barcos Puerto Madero-, como una acción de fuerza que terminó provocando que ahora la administración porteña no reciba ningún recurso.
Sin el convenio en vigencia, todo lo recaudado va a parar a la arcas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, una ridiculez cuando la actividad de despliega en territorio de la Ciudad.
Ese convenio, que establece un canon a pagar por esas salas de juego a la Ciudad, surgió como una manera política de “solucionar” el histórico conflicto sobre la jurisdicción de estas salas. Es que el Hipódromo en su origen fue una concesión de la Nación -lo concesionó el turco mufa en 1992 antes de la autonomía porteña- y los barcos casino “flotan” sobre aguas de administración federal.
Ese canon se paga como una suerte de compensación porque estas salas no pagan ingresos brutos a la Ciudad. Ahora, la idea de la administración de Rodríguez Larrata -avalada por Macri- es transferir la competencia sobre esas salas y que empiecen a pagar ese tributo.
Los concesionarios están preparados para resistir la movida y afirman contar con fallos y sólida jurisprudencia sobre su pertenencia a la esfera nacional.
Cambio de mando

Se trata de algo que ya se está hablando, confirmaron fuentes del sector, y que en rigor implica cambios accionarios entre privados, ajenos a la autoridad nacional.
El Hipódromo de Palermo es operado por una UTE que se integra en un 72,5% por Hapsa SA, cuyo propietario es Federico de Achaval, el concesionario original y el resto es propiedad de Casino Club.
Pero López no está sólo en Casino Club. Es propietario del 28% (porcentaje que el dueño del Grupo Indalo ahora vio reducido a la mitad por la separación de los bienes conyugales que se produjo tras su reciente divorcio) de esa compañía, en la que también participan Ricardo Benedicto, Juan Castellanos Bonillo y Héctor Cruz. Una situación similar se vive en los Barcos Casino, donde Cristóbal López es socio de los españoles de Cirsa.
Tanto Bendicto como Achaval y Cirsa tienen buenas relaciones con el macrismo. Por eso se habla que si López da un paso al costado en este negocio, la situación podría regresar a un cauce más relajado. Achaval es el de mejores vínculos por su amistad con José Torello y Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, dos de los hombres más cercanos al presidente.
En el sector del juego se especula con un nuevo diseño: Benedicto quedaría al frente del Casino de Rosario, los españoles de Cirsa en Puerto madero y Achaval consolidaría su liderazgo en el Hipódromo.
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