SIETE DE DIEZ PIENSAN QUE EL NUEVO CÁLCULO VA A SER NEGATIVO, LA MITAD VE QUE LOS JUBILADOS ESTÁN PEOR QUE HACE DOS AÑOS Y EL OCHENTA POR CIENTO AFIRMA QUE NO SE PUEDE VIVIR CON LOS HABERES MÍNIMOS.

Ambos datos son una demostración de que gran parte de los ciudadanos ya sabe, algunos un poco más y otros un poco menos, que la reforma reduce los aumentos a los jubilados y que el gobierno quiere “ahorrar” más de 100.000 millones de pesos en 2018 a costa de los ingresos de la clase pasiva. Esa mirada negativa sobre el ajuste que implica la reforma se percibe también en otras opiniones.
Prácticamente la mitad de la población dice que los jubilados están peor que hace dos años, es decir durante el gobierno kirchnerista, mientras que apenas uno de cada cinco argentinos piensa que los jubilados mejoraron la situación desde 2015.
En sintonía con ese análisis, la casi totalidad de los ciudadanos evalúan que una persona que percibe la jubilación mínima no puede vivir dignamente.
En sintonía con ese análisis, la casi totalidad de los ciudadanos evalúan que una persona que percibe la jubilación mínima no puede vivir dignamente.
Las conclusiones surgen de una amplia encuesta, realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman.
En total se entrevistaron 800 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El sondeo, telefónico, se terminó de procesar el sábado.
En total se entrevistaron 800 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El sondeo, telefónico, se terminó de procesar el sábado.

En la encuesta del CEOP se perciben dos fenómenos. El primero es que es que los ciudadanos están preocupados. Los jubilados, porque deteriora su situación inmediata: en marzo iban a percibir un aumento del 13 o 14 por ciento, de acuerdo a la actual fórmula, y si el gobierno suplanta el cálculo, se prevé que el aumento sólo sea del 5,7 por ciento. Pero también hay una preocupación por el largo plazo, es decir porque el deterioro en la movilidad jubilatoria va a afectar a los futuros jubilados, que percibirán un haber inicial significativamente menor. También sigue instalada en la conciencia la idea de que puede venir una privatización, con planes aún más perjudiciales.
“En la medida que se avanza en la lectura de los resultados que este trabajo de campo arroja, los aspectos subyacentes se hacen manifiestos: la preocupación da lugar al enojo. Y también es lógico que esto ocurra. La percepción se sostiene en la evaluación de la situación de aquellos que han dado una parte importante de su vida al trabajo y que los encuestados ven que penan como jubilados y que, en definitiva, no poseen el derecho a acceder a una vida digna y sustentable. En tal sentido, la opinión de la gente es taxativa: alrededor de las tres cuartas partes de los entrevistados manifiestan que están convencidos que a los que tienen la jubilación mínima, lo que ganan ‘no les alcanza para vivir dignamente’. Realmente lapidario. Estamos hablando de que así lo ven tres cuartas partes de los consultados, una proporción altísima”, apunta el titular del CEOP.

“¿El riesgo? Concretamente recae en el fuerte impacto negativo que puede producir en la sociedad cuando la nueva ley previsional sea aprobada. Es cierto que el gobierno está esperanzado que con la nueva composición del Congreso la ley sea aprobada. Pero, luego viene la reacción de la gente. A la luz de estos resultados puede vislumbrarse un alto rechazo por parte de la sociedad. Sobre llovido, mojado. El ajuste los perjudica y la mayor parte de los entrevistados entiende que los jubilados están peor que dos años atrás. En todo está el verdadero riesgo: al caldeado clima social de fin de año, se le puede adicionar las consecuencias de esta reforma previsional”, señala Bacman.
“En síntesis, los argentinos se perciben bastante lejanos a esta reforma previsional. No creen que beneficie a los jubilados; están convencidos que la situación de los pasivos más vulnerables va a tender a empeorar y avizoran un futuro en el que también ellos van a ser perjudicados. Para muchos, incluidos la mayor parte de los independientes, este no es el cambio que esperaban. Habrá incluso una franja enojada porque la reforma va en contra de las promesas de campaña. No son cuestiones que se borren fácilmente”, concluye el encuestador.
Fuente: nota de Raul Kollmann para Página/12
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