SE TUVOQUE POSTERGAR LA CEREMONIA DE CIERRE PORQUE NO HABÍA CONSENSO SOBRE UN BORRADOR PARA UNA DECLARACIÓN CONJUNTA.

Así Susana Malcorra, presidenta del evento, se quedó sin un gran resultado a diferencia de lo que había sucedido en las cumbres ministeriales anteriores en Bali en 2013 y en Nairobi en 2015. Es que, como adelantaron, la falta de liderazgo de Estados Unidos se hizo sentir.
Los consensos alcanzados fueron modestos: 70 países adscribieron a una mesa de trabajo conjunto sobre e-commerce, 87 naciones crearon el grupo de "Amigos de las Mipymes" para buscar la forma de traducir su peso en la economía en el comercio internacional -al que no acceden por cuestiones de escala generalmente- y otros 70 países se comprometieron a formar un equipo de trabajo -siempre dentro de la órbita de la OMC.
Tiempo antes del cierre -que fue postergado dos horas primero, luego otra hora y una hora más después- representantes de las delegaciones australiana, chilena y nigeriana presentaron estos logros que configurarán los lineamientos de trabajo a futuro de la OMC. Mientras tanto, se rumoreaba si se podría llegar a un acuerdo sobre pesca, ya que el acuerdo sobre Agricultura y la cartelización del algodón se sabía que era una misión imposible.
Esta cumbre ministerial también era la fecha límite para resolver otro de los puntos clave del área Agricultura: las distorsiones al comercio que generan los subsidios a las compras de alimentos para distribuirlos a las poblaciones más necesitadas por parte de los gobiernos de los países en desarrollo. Y si bien se compilaron infinidad de propuestas, no hubo consenso.

Y efectivamente solo esos tres fueron los consensos, reconocieron desde el régimen macrifascista a la prensa en los pasillos del hotel Hilton. Tampoco se arribó a un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur.
Por mucho que se pospusiera el cierre del evento, las diferencias entre Europa y el Mercosur se congelaron entorno a la porción de bienes a comerciar que serían desgravados dentro de los próximos diez años y cuáles se demorarían quince años en desgravar. La propuesta original de la UE era que el primer grupo lo compusiera el 80% del flujo comercial y el 20% podía tener una alícuota algo más alta.
Sin embargo, la contraoferta del Mercosur a penas superaba el 70% con gravámenes de hasta el 10%. Y en este punto prácticamente no hubo acercamientos. Hay rubros como la industria automotriz y la petroquímica que no están en condiciones de bajar más los aranceles y sus volúmenes son significativos en el comercio exterior. Así, tal vez hasta febrero no haya acuerdo sobre Libre Comercio entre el Viejo Continente y el Cono Sur.
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