Miles de personas aguardan aún en los alrededores de la Academia Militar de Caracas para despedir al fallecido presidente Hugo Chávez, en una fila que se ha mantenido a lo largo de toda la jornada de ayer y que desfila ininterrumpidamente ante el féretro.

Ni siquiera durante la noche la fila aminoró ni cesaron las consignas que corean los chavistas, quienes cuando por fin llegan a estar frente al ataúd vuelven a entonar sus cánticos, se persignan y llevan su mano derecha al corazón.
En muchos casos, en ese momento límite rompen en llanto, sean hombres o mujeres, jóvenes o adultos, y así, todavía con lágrimas en sus ojos, se retiran de la capilla ardiente luego de haber esperado siete u ocho horas para poder saludar al líder bolivariano.

El ataúd está abierto para que sus seguidores puedan verle el rostro a la hora de darle el último adiós, pero las fotografías están prohibidas en el lugar.
El Gobierno aún no ha informado dónde será sepultado Chávez, pero en la fila se repiten los reclamos acerca de que debe ir al Panteón Nacional, donde reposan los restos del Libertador Simón Bolívar y otros próceres.

La posibilidad de tal honor está reservada para "venezolanos y venezolanas ilustres que hayan prestado servicios eminentes a la República después de transcurridos 25 años de su fallecimiento", dice la Carta Magna, que ordena que tal decisión sea tomada por la unicameral Asamblea Nacional (Parlamento).
Está previsto que el cuerpo de Chávez permanezca en la Academia Militar hasta hoy, cuando se celebren los funerales de Estado, en los que está prevista la presencia de la mayoría de jefes de Estado de América Latina y del príncipe Felipe de España.
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