
En definitiva, el propio Sanz allanó ese camino. Su intención original era ser candidato a gobernador por Mendoza pero ante el temor de enfrentarse al vice-opositor en el pago chico, presionó en la interna partidaria para sacar a Cleto de la carrera provincial. Ese coqueteo con la presidencia, junto con un discurso político más ligado al neoliberalismo de los noventa, fue lo que atrajo definitivamente hacia su figura a quienes no identificaban en la oposición a un dirigente que pudiera representar sus intereses y enfrentar al oficialismo en las urnas. Sin embargo, hubo quien entendió esa elección como un manotazo de ahogado, sobre todo, teniendo en cuenta el escaso nivel de conocimiento en el electorado que exhibe el presidente de la Unión Cívica Radical.
Varios grupos económicos del establisment vernáculo ya comprometieron su apoyo económico para hacerse cargo -en caso del seguro triunfo de Sanz en las próximas elecciones presidenciales- de las refacciones y trabajos de apuntalamiento y refuerzo del techo de la Casa Rosada, para que el helicóptero pueda aterrizar y despegar sin problemas cuando el radical se tenga que ir del gobierno antes de finalizar su mandato.
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