Una multitud de fieles de Argentina y países limítrofes peregrinaron ayer hasta el templo, desafiando la jornada por momentos lluviosa para acercarse hasta el sitio a orillas del Río Paraná donde una vecina del lugar, Gladys Quiroga de Motta, contó, hace 31 años que se le apareció esa advocación de María.
Los organizadores estimaron que unas 300.000 personas participaron de la movilización, en una jornada cálida y por momentos lluviosa. Desde temprano se congregaron en el "campito" frente al monumental templo de la Virgen del Rosario, en un nuevo aniversario de su aparición.
A las 15 en punto la imagen fue sacada del templo para encabezar la procesión que recorrió la calle Sarmiento, siguió por Francia, retomó por Bustamante y luego fue por la calle América hasta el llegar al lugar conocido como "el campito" donde se levantó el altar, frente a la iglesia.
La Virgen María del Rosario fue colocada en lo más elevado del altar junto a la imagen de San Nicolás de Bari, patrono de la diócesis local, mientras la multitud gritaba su nombre y agitaba banderas banderas argentinas y del Vaticano.
La procesión se realizó bajo una pertinaz llovizna, pero cuando la imagen estaba a punto de ser ubicada en el altar donde el obispo de San Nicolás, Héctor Cardelli, ofreció la misa concelebrada, los densos nubarrones se despejaron y apareció el sol.
Cardelli dirigió su homilía a todos los que llegaroin "de tantos lugares distantes y atraídos fuertemente por la devoción y cariño a la Vígen María del Rosario", cuyo templo "está habilitado y ahora ejerce una función de cenáculo, porque ella lo pidió para encontrarse con sus hijos".
"En este lugar nos reunimos para encontrarnos con ella; porque ella no pertenece al pasado, no es una mujer que quedó incrustada en la historia de hace dos mil años. Ella es María revestida de carne mortal, pero María está resucitada, vive triunfante. María está viva", afirmó.
La Virgen del Rosario "no solo nos cuida con su presencia, sino que ha adoptado a lo largo de los siglos en la Iglesia, la modalidad de manifestarse a personas determinadas", dijo el obispo y señaló que la historia latinoamericana tiene "presencias muy fuertes y sumamente animadoras de la vida del evangelio", entre las que citó a la virgen de Guadalupe, la de Luján y la de Itatí.
"María nos está acompañando, y lo hace de diferentes maneras. Nosotros no elegimos los modos cómo lo hace" y en San Nicolás "eligió un modo muy sencillo, cotidiano, se manifiesta a una persona como nosotros, se manifiesta a Gladys y le da mensajes para que ella los entregue a la iglesia", prosiguió.
En esos mensajes, María "no hace sino recordarnos lo que nos dice Jesús, lo que la voluntad de Dios quiere. No tienen contenidos extraordinarios ni diversos", están centrados "en la persona de Cristo" y son "eclesiales y misioneros", finalizó monseñor Cardelli.
Entre la multitud de peregrinos que hoy llegaron a San Nicolás había fieles de puntos tan distantes como Comodoro Rivadavia, Ushuaia, Tucumán, Neuquén, Misiones y Santiago del Estero, como así también de países limítrofes como Chile y Uruguay.
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