Tres nombres reconocidos de la Blogósfera Nacional y Popular analizaron el acto de ayer de Hugo Moyano y las perspectivas políticas que se abren a futuro. Los tres textos.
Fue poco para ir por tanto.
Por Nestor Sbariggi
Moyano puso toda la carne en el asador y el asado tuvo sabor a poco. Una convocatoria si bien importante respecto de lo que otros dirigentes pueden movilizar que no está a la altura de sus pretenciones políticas ya sea dentro de la central obrera o de ser el polo convocante de una oposición de raíz peronista que socave las bases de apoyo al gobierno de Cristina Fernandez, sueño permanente del establishment desde que inventa y da aire al inutil "peronismo disidente" y que desde sus medios entronizaron ahora al camionero con la esperanza de éxito en esa tarea.
El paro se sintió poco y nada al no adherir los gremios más importantes, e incluso las bases de aquellos que si adhirieron como la FEB bonaerense no acataron masivamente el llamado a la huelga. La movida, más allá de los reclamos que comparten el grueso de los gremios quedó identificada con la figura de Moyano que se juega la permanencia al frente de la CGT además de confrontar directamente con Cristina a meses de las elecciones que ganara ampliamente.
El discurso prácticamente fue una respuesta al que pronuciara Cristina el martes en Casa Rosada incluyendo la lectura de cuanto aporta a ganancias el compañero Chazarreta pero omitiendo decir cuanto cobra, dato importante.No faltaron descalificaciones que alcanzaron hasta a la figura de Néstor Kirchner repitiendo tópicos muy queridos por los seguidores (los pocos que le quedan) de Elisa Carrió como el supuesto enriquecimiento del matrimonio en base a la circular 1050 de Martinez de Hoz. Es curioso que se repita tambien en el caso de Moyano esa tendencia de aquellos que alguna vez formaron parte del Gobierno o del peronismo realmente existente a repetir y hacer suyas las chicanas de la oposición gorila para atacar al Gobierno.
Moyano además suena anacrónico al, en la pobreza de su discurso, recurrir indiscriminadamente a la cita de Perón y proclamarse heredero de su legado frente a quienes acusa de alejarse de la escencia peronista y que paradójicamente son votados masivamente por los peronistas. "Le hablamos al conjunto de la sociedad" dijo en algún pasaje del dicurso, algo que por la concurrencia al acto, la repercusión del paro nacional y el mensaje no parece reflejarse en la realidad.
Estas, las que ayer jugó escalando la confrontación con el Gobierno al punto máximo llamando al paro nacional y movilización a Plaza de Mayo luego de bloquear el abastecimiento de combustible, son la cartas de Moyano que aparece más como un dirigente que se atrinchera para defender su posición cuestionada antes que un lider que avanza amenazando la sustentabilidad política de un Gobierno y se proyecta a la pelea política grande con perspectivas de convocar algo más que la tropa propia.
La movilización de ayer (por el miércoles): la querella de las imágenes y lo que realmente importa.
Por Ezequiel Meler
No voy a entrar en el motivo futbolero de la cuestión, a saber: cuánta gente llevó Moyano. Las cifras son demasiado diversas, y francamente me importan poco. La impresión que tengo es que el paro no sumó lo que Moyano esperaba. Una razón preliminar reside en que lo hizo demasiado sólo. Y Camioneros, por su propia modalidad de trabajo, pese al esquema “pac-man” que el camionero hizo en los últimos años, tiene pocos afiliados en comparación con otros gremios. Es un sindicato estratégico… por su lugar en la economía, por lo que transporta, por lo que puede implicar una medida de fuerza. No lo es por su capacidad de convocatoria.
Ayer, a Moyano, señala
Abel con acierto, le pasaron varias facturas. La primera, la que más se escucha, es que condujo la CGT solo y para un beneficio que, en general, tanto en términos políticos como en términos de recursos económicos, fue menos “colegiado” de lo que pretenden sus casi seguros sucesores. No fue un líder generoso, y se preocupó siempre por Camioneros, con una exclusividad molesta. Sobre todo cuando birlaba sectores enteros a otros gremios.
Para peor, Moyano siempre pensó este paro como una demostración de fuerza de Camioneros. No planteó la necesidad de convocar otros sectores, como la CTA disidente, y tuvo un escaso respaldo de sus aliados más fieles: Venegas (UATRE), Piumato, Plaini, Ghilini, Schmidt. Como resultado, las limitaciones de su representación se potenciaron.
Este es un capítulo más, entonces, de la caída en desgracia de Moyano. Un proceso, que, en lo personal, entiendo como cristalizado alrededor del cierre de listas de diputados nacionales y provinciales para las PASO de 2011. Esta disputa desató un curso de acontecimientos que llevan a plantear un cambio de autoridades en la CGT. Aunque alentado por el gobierno, este cambio se parece más a una restauración, ya que traerá a la CD del CCC a
figuras que todos conocemos. Cavalieri por el SEC, Barrionuevo por UTHGRA, Martínez por UOCRA, Lingeri, Rodríguez, Daer, Fernández, Viviani, West Ocampo y un inquieto Genta son algunos de los apellidos que respaldarán a Caló.
Algunos incluso fueron recibidos por el PEN. Esta coalición, por inestable que sea, es imbatible. Sus referentes esperan del Gobierno aquello que éste no piensa entregar, dicen las malas lenguas, mientras Moyano sea SG. O sea, la plata de las Obras Sociales, la suba del mínimo no imponible y la “universalización” del salario familiar. Lo mismo que pide Moyano, dicho sea de paso, y que por razones que se ven como políticas no obtiene.
El discurso de Cristina del día martes, sin embargo, dejó entrever algo que debería preocupar a los futuros propietarios del cargo. La presidenta defendió el alcance de ganancias, no mencionó salario familiar, e interpretó
esta asimetría que describe Artemio López como un elemento contrario a sus objetivos de gobierno. Como señala con acierto el consultor, que bien conoce a los bandos en pugna:
“Es poco comprensible entonces determinar un curso de acción a seguir en el reclamo gremial y en especial para reclamar con exclusividad los beneficios que impactan en la cúpula de la masa salarial como la justa modificación del mínimo no imponible, sin tener en cuenta que en el universo de asalariados formales -apenas el 60% de los asalariados totales- el 20% que más gana atrapa el 50% de la masa salarial formal privada, mientras el 30% de trabajadores formales de menor salario, toma apenas el 10% del total de la masa salarial formal privada”.
Ahora, claro, aparece un problema. Porque si el PEN no modifica la situación tributaria y legitima este dispositivo como medio para romper las desigualdades estructurales del mercado de trabajo en la Argentina, habrá más y mayores plazas en los días por venir. Y la impresión es que no hay, en un año plagado de necesidades financieras y con un Gobierno jugado en sostener el esquema de apreciación cambiaria, los subsidios y esa especie de control de cambios que ejecuta Moreno medio a la marchanta, mucho margen para que ello ocurra. En otras palabras, el pliego común a los distintos bandos de la CGT y la CTA permanecerá sin resolver en tanto las dificultades financieras del gobierno así lo requieran. Y lo requieren, en tanto el gobierno no ha anunciado medida alguna en el frente tributario, que es el más rezagado de la agenda. Virtualmente, la única modificación realizada al esquema de los 90 es la introducción de las retenciones. El resto, IVA incluido, permanece idéntico a sí mismo. Los aportes patronales no han sido restituidos, la renta financiera aporta poco, los recursos mineros menos aún… Mucho gasto para poca recaudación.
Si el frente económico y financiero es el que creemos que vendrá, con un escenario europeo donde el desastre se aplaza pero no se resuelve, es imaginable que los socios comerciales de la Argentina sigan ralentizando su crecimiento, algo que
anticipamos hace mucho tiempo. Y el
esquema económico del kirchnerismo trae por sí mismo
problemas que son domésticos, no internacionales. En esas condiciones,
el mapa de las protestas obreras recién arranca. Entretanto, si Moyano aspiraba a conducir este ciclo, compensando con su presunta convocatoria política la relación de fuerzas intrasindical, deberá conformarse con ser una pata más del movimiento obrero. Una pata importante, con gran impacto en la acción directa, pero al mismo tiempo, una pata limitada a
los muros de Camioneros.
Después del acto de Moyano.
Por Abel Fernández
Después de una batalla, hay tantas versiones como sobrevivientes. Y sabemos que los números de asistentes a un acto que da cada vocero son tan operaciones como las encuestas lejos de las elecciones. Así que lo que estoy diciendo ahora es mi visión, apoyada en algo de experiencia.
Como acto político, fue pobre. Un acto de aparatos. El de Camioneros -muy importante, como ya lo sabíamos- UATRE, algún otro gremio que aportó columnas significativas… y muy poco más. Muchos de los sindicatos que apoyan al Hugo son pequeños; de otros, sus dirigentes pusieron su presencia, pero no movilizaron. No vi grandes columnas de SUTECBA (Municipales) ni de La Bancaria (a esta última le sería difícil lograrlo hoy). El aparato de la CGT de Barrionuevo fue chico y se fue temprano. En general, diría que desde el sindicalismo le pasaron varias facturas al Negro.
Lo mismo sucedió con los aparatos políticos: las pequeñas sectas de la izquierda que se hicieron presentes eran grupos disciplinados… y pequeños. El PRO -que no es secta ni de izquierda- y conserva un activismo de origen peronista, aportó el resto… exclusivamente de activistas.
Puede decirse, con justicia, que actualmente es rarísima la movilización que no tenga un núcleo decisivo de aparatos. Pero el clima es muy diferente cuanto están expresando, y convocando, sectores sociales. Hay entusiasmo, o bronca; hay “polenta”. Eso no lo vi allí.
Los motivos expresos del acto -el cuestionamiento a los descuentos impositivos y la ampliación de las asignaciones familiares- eran y son compartidos por muchísima gente. Y un sector importante de los argentinos está activamente enojado con el gobierno.
Supongo que el problema que Moyano no supo resolver -que quizás ni siquiera fue plenamente consciente de él- es que ambas motivaciones no se sumaban. Se restaban. Los peronistas -incluídos los propios delegados de Camioneros- rechazan los descuentos, y hasta pueden estar fastidiados con algunas actitudes de Cristina. Pero, en general, están satisfechos con su gobierno. Seguramente, más que con cualquier opción que se vislumbre por fuera del peronismo.
Y los opositores… no son convocados por Moyano, ni por cualquier expresión del sindicalismo peronista. Los dirigentes, los que creen serlo y los que aspiran a conseguir algún puesto en las listas o en el Estado pueden sumarse a quien ven como una posibilidad de aliarse para ganar o para figurar. Pero no podrán convocar a nadie desde ahí.
Resumiendo mi impresión, diré que Hugo Moyano sufrió una derrota política. Si estoy en lo cierto, le será cobrada de aquí al 12 de julio, cuando el sindicalismo decida sobre las autoridades de la CGT.
Pero ojo, ésta es sólo la mitad de la historia. Tal vez, en el largo plazo, la menos importante. Porque Camioneros realizó hoy una movilización gremial de todos sus cuadros, decenas de miles de ellos … para presionar a un gobierno peronista. Y sigue siendo el sindicato más poderoso de Argentina, más allá de las ambiciones o aún del destino personal de Hugo Moyano.
Reflexiono en esto porque me parece que el gobierno -que ha logrado convocar y, hasta cierto punto, encuadrar desde el liderazgo de Cristina a una nueva generación de militantes políticos- no tiene nada equivalente en el sindicalismo. Es un tema decisivo, porque la biología y las tablas actuariales garantizan que pronto habrá una gran renovación en la dirigencia.
En fin, es algo en lo que puede hacerse muy poco desde afuera, aunque uno tenga algunas largas amistades, por la misma naturaleza del sindicalismo. Simbólicamente, sólo les ofrezco el video que encabeza el post, donde Sylvester Stallone interpreta a quien llevaría al triunfo y a la tragedia a la ficticia F.I.S.T., la Federation of Inter State Trucksters, o sea, en nuestro idioma, Camioneros.