Por Gerardo Fernández
Lo que define la discusión es que luego de votar contra su gobierno, Cobos se quedó en el cargo, haciendo una usurpación lisa y llana de un espacio al que deshonró con el aval de todo el andamiaje comunicacional.

Cobos es un traidor, está claro. La oportunidad de traicionar, empero, se la dieron los senadores del peronismo que se dieron vuelta y le dejaron servida en bandeja la oportunidad de traicionar al gobierno que representaba. Además, estaba sentado ahí como fruto de un armado político que ya a esa altura estaba roto. El kirchnerismo no puede desentenderse alegremente de Cobos, no puede alegar que se lo plantaron.
Pero lo que define la discusión en términos políticos es que luego de votar contra su gobierno, Cobos se quedó en el cargo, haciendo una usurpación lisa y llana de un espacio institucional al que deshonró con el auspicio y aval de todo el andamiaje comunicacional y político que se vive llenando la boca con frases tales como "el respeto a las instituciones". Lo dijimos muchas veces y lo repetimos: Nadie podía obligarlo a votar en contra de sus convicciones, lo único que se le exigía entonces era que como acto seguido a su votación diera un paso al costado, como lo hubiera hecho cualquier caballero. Pero no sólo no renunció sino que usufructuó el espacio para fines opositores.
Eso es lo que lo invalida para estar en la ceremonia de diciembre. Su esencia tránsfuga y su práctica de okupa político.
Y eso es lo que hay que sancionar políticamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario