Domingo Cavallo está de gira para presentar su nuevo libro, titulado paradójicamente "Camino a la estabilidad". Y como ya ocurriera en otros sitios, en Santa Fe fue repudiado por economistas de esa provincia y escrachado por vecinos y militantes.
"Camino a la estabilidad. Cómo derrotar a la inflación para avanzar hacia el desarrollo y el progreso social" se titula el nuevo libro del ex funcionario de la dictadura cívico militar y ex ministro del turco innombrable y de De la Rúa; un libro que pretende presentar en cuanto sitio le dé lugar.
Sin embargo, como la mayoría del pueblo es memoriosa, la disertación que estaba programada en el auditorio del Colegio de Profesionales de Ciencias Económicas de Santa Fe debió ser suspendida ya que sus socios, es decir, colegas de Cavallo, se lo impidieron.
De hecho, presentaron una nota con cientos de firmas en la que pusieron de manifiesto que se trata de "una persona que está procesada por la mayor estafa económica de la Argentina reciente".
En el mismo comunicado advierten que "la trayectoria de Cavallo también está ligada a la estatización de la deuda privada en la dictadura militar, la implementación de un plan económico que destruyó la industria y el empleo nacional y la rebaja del 13 por ciento a sueldos y jubilaciones", concluyendo que "su último paso por la función pública culminó en la mayor crisis económica-social de la historia argentina".
Como conclusión, el Colegio decidió cancelar el alquiler de su auditorio, suspendiéndose la presentación que había sido organizada por los empresarios nucleados en la Cámara de Comercio Exterior de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
Pero quedaba en pie otro convite organizado en la sede de la Asociación de Dirigentes de Empresa (ADE), adonde se dirigió quien fuera considerado un "superministro", sin contar con que afuera de la entidad se manifestaban cientos de personas que entonaban consignas en su contra.
Al megacanje, al corralito, a la convertibilidad, a las privatizaciones, al endeudamiento y al desempleo que generaron sus actuaciones en la administración pública hacían referencia los carteles portados por vecinos y militantes del kirchnerismo y partidos de izquierda, quienes generaban simpatía entre transeúntes y automovilistas.
"Yo vine a presentar un libro y el que lo quiera leer que lo lea y el que no quiera que no lo lea. Solo en la época del nazismo y del bolchevismo la gente hacía escraches para evitar que alguien pueda exponer sus ideas", se quejó amargamente el hijo de puta ante el puñado de asistentes en la sede de ADE.
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