Trabajadores del SAME contaron que la responsable de la cartera, Graciela Reybaud, los hace trabajar en un pasillo. "Están destrozando los programas del servicio", aseguraron.
"La ministra de Salud, Graciela Reybaud, nos sacó de las oficinas donde trabajamos, nos dejó en un pasillo sin computadoras ni teléfonos, y nos dijo que se había terminado 'la buena vida'", contó Laura Schargrodsky, trabajadora y delegada del SAME.
Desde hace más de tres meses los pediatras del servicio de emergencias porteño viven en la incertidumbre absoluta, no saben cuánto cobrarán, si lo harán, o si directamente serán despedidos.
Hace cuatro días, cuando acudieron a trabajar se dieron cuenta de que les habían quitado las planillas de presentismo en dos de los programas pediátricos que atiende el servicio y que el gobierno de la Ciudad pretende reducir (Programa de Atención Domiciliaria de Urgencias y Pediatría en casa), y algunos reciben llamados de sus coordinadores comunicándoles que comenzarán a trabajar el doble, "porque en su plan de disminuir a la mitad la planta, quienes queden deberán trabajar más y por menos dinero", explican los trabajadores.
El argumento que la ministra utilizó para desocupar las oficinas ubicadas en Monasterio al 400, según los médicos, fue que durante la asamblea realizada el viernes, los profesionales habrían agredido al personal de seguridad porque no permitieron el ingreso de los periodistas que habían llegado para cubrir lo que ocurría.
"Sin dudas, la actuación de la ministra tuvo que ver con una represalia a la asamblea que realizamos otros compañeros despedidos de los hospitales Moyano, Tornú y Álvarez", dijo Laura y agregó que "lo de 'la buena vida', no lo entendemos, porque si algo no tiene este trabajo es buena vida, ganamos una miseria, no somos reconocidos y por el contrario deciden despedirnos y maltratarnos".
La reducción de personal, así como la baja de salarios en un 42% y el cierre de programas está directamente relacionado con la Resolución 1657 que establece una reducción de las suplencias de guardia, el quite de dos de los cuatro programas del SAME. Sin embargo, desde el 27 de diciembre hay una cautelar que suspende la resolución por considerar que afecta las prestaciones de salud en la Ciudad de Buenos Aires.
"A pesar de la medida cautelar, el gobierno porteño no reincorporó a los compañeros despedidos por la normativa ni reestableció los programas que se recortaron del SAME. Siguen haciendo como si la medida no existiera", sostuvo la delegada.
"Están destrozando los programas del SAME. El Buenos Aires Presente (BAP) que brinda asistencia de familias en situación de calle continúa pero sólo con una trabajadora social y una psicóloga, sin pediatra", denunció la pediatra Laura Graca.
Mientras que los programas de pediatra en casa y el PADU, que prestan asistencia urbana, diurna y nocturna, en el que los pediatras que atienden por teléfono y que van a los domicilios con su propia movilidad, y también asisten en colegios, casas tomadas, y eventos, "van a quedar con la mitad de los trabajadores, generando una sobrecarga en el sistema. Es muy perverso lo que está pasando, se trata de un achique brutal. Ellos achican y no les importa nada, ni los profesionales ni los pacientes", agregó la médica.
Por su parte, la pediatra Amelia Puy reconoció que "este manejo me pone muy triste, y me decepciona. No esperaba recibir estos tratos".
Otra de las medidas negativas para el sistema de salud fue la de disminuir el sueldo de los médicos de Unidad Coronaria del SAME, decisión que llevó a que la mitad de los trabajadores renunciasen, y ahora el servicio está colapsado. Hay infartos, hay ambulancias y no hay cardiólogos. El próximo miércoles, los pediatras realizarán una nueva asamblea en el Hospital Ricardo Gutiérrez, y el jueves una conferencia de prensa en la puerta de la Jefatura de Gobierno porteño.
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