A 40 años del asesinato del padre Carlos Mugica, miles de vecinos de la Villa 31 de Retiro participaron ayer de un homenaje encabezado por el cardenal Mario Poli, quien bendijo placas recordatorias donadas por diferentes intituciones.
Una multitudinaria procesión recorrió ayer al mediodía la Villa 31 de Retiro para homenajear al cura villero Carlos Mugica, al cumplirse 40 años de su asesinato a manos de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA).
Poco antes del inicio de la ceremonia, el padre Guillermo Torre, párroco de la capilla Cristo Obrero afirmó que “Mugica es un gran símbolo y un modelo a seguir” y destacó que “hoy celebramos la vida de un cura que se la jugó en serio y entregó su vida por los pobres. ya que decidió estar cerca de los más humildes en la búsqueda de la justicia y el bienestar”.
Torre también recordó que en 1999, con motivo del traslado de los restos del cura desde el cementerio de la Recoleta a la iglesia villera, el actual papa Francisco “hizo un pedido de perdón reconociendo que la Iglesia no se había comprometido en investigar la muerte del padre Carlos”.
El acto fue encabezado por el cardenal Mario Poli, quien en la parroquia Cristo Obrero de la barriada, bendijo las placas conmemorativas donadas por la Cámara de Diputados de las Nación, el Ministerio de Desarrollo Social porteño, Rácing Club de Avellaneda y la Pastoral Villera.
Durante el inicio de la ceremonia realizada en la parroquia donde descansan los restos de Mugica, Poli calificó el asesinato de Mugica como "un verdadero martirio por la causa de los pobres" y afirmó que el cura "es un ejemplo de entrega a su pueblo".
El prelado resaltó la labor de los curas villeros y mencionó que algunos frutos del martirio de Mugica son el centro comunitario y el seminario que funcionan en la Villa 31.
Anticipándose al documento elaborado por la Vicaría de Curas villeros, reivindicó la demanda de urbanización de los asentamientos y en una evidente crítica al PRO, señaló que “no como quieren algunos, sino que hay que integrarlas, deben ser un barrio más respetado”.
La presencia del Sheik Abdul Karim Paz, director de la mezquita At Tahauid de Flores y máxima autoridad religiosa de la Asociación Islámica Argentina, aportó el carácter ecuménico al encuentro, al punto que fue invitado al altar en el que se ofició la misa con la que concluyó la procesión.
El impacto de su figura y la referencia generacional de Carlos Mugica quedó en evidencia con la heterogeneidad política de los dirigentes que concurrieron al homenaje, que abarcaron prácticamente todo el arco ideológico.
Dijeron presentes y acompañaron la procesión la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Nora Cortiñas; el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez; el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto; el defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor, el diputado del Frente Rejuntador Felipe Solá y el ex funcionario menemista Fernando “Pato” Galmarini.
También participaron del acto Juan Carr, titular de Red Solidaria; los legisladores porteños José Cruz Campagnoli y Carolina Stanley, de Nuevo Encuentro y PRO respectivamente, y el presidente del Club River Plate, Rodolfo D´Onofrio.
En diálogo con la prensa, Mariotto destacó la figura del cura asesinado al resaltar “su compromiso con el pueblo y con el evangelio” y lo señaló como “el mejor ejemplo de lucha y militancia por la igualdad”.
Mariotto también opinó que el hecho que tanto la máxima autoridad del Estado, como la de la iglesia lleven adelante estos homenajes “tiene que ver con un país que ha cambiado, en el que la prédica de Mugica sea reivindicada por la presidenta, lo que demuestra que su sueño tiene representantes institucionales que lo honran”.
En tanto, Julián Domínguez indicó que la vida del cura “nos marcó la vida, fue el sello que marcó nuestra opción por la política y nuestro compromiso desde el Evangelio hacia el peronismo”.
“Mugica nos decía que el pueblo era mayoritariamente peronista, por eso el compromiso superior de un cristiano pasaba por el peronismo”, recordó el presidente de la Cámara de Diputados y aseguró que “pensar en Mugica es reencontrarnos con nuestra propia historia”.
El acto fue seguido por más de 2000 personas que, una vez realizadas la bendición, recorrieron la villa en una multicolor procesión que incluyó la participación de las colectividades bolivianas, peruanas, paraguayas y norteñas.
Durante el recorrido, que sucedió casi en su totalidad bajo la lluvia, las comparsas murgueras, las morenadas y los conjuntos de danzas tradicionales de diferentes regiones del continente se mezclaban con las delegaciones de las parroquias villeras de Barracas, Monte Chingolo, Bajo Flores, La Cárcova, entre otras.
Durante la ceremonia religiosa, el padre Gustavo Carrara, resumió el documento firmado por los 25 curas que integran la Vicaría Episcopal para la Pastoral en Villas de Emergencia, titulado "En la Iglesia, la vida por Dios, la vida por el pueblo", y difundido con motivo del aniversario del asesinato de Mugica.
Carrara destacó que el documento “rescata la vida del Padre Carlos y su compromiso”, a la vez que explicó que la segunda parte del escrito habla de “la necesidad de integrar estas barriadas inmensas a la ciudad” y resaltó la diferencia entre urbanizar e integrar y que los vecinos de las villas “le dan mucho a la ciudad y le pueden dar más”.
Finalmente, llamó a “escuchar el corazón del pueblo, escuchar a los más pobres y atender a las necesidad primarias” y abogó a que el ejemplo de Mugica “nos anime a vivir el Evangelio de Jesús y a luchas por la justicia social”.
Posteriormente el vicario general Joaquín Sucunza, realizó el oficio religioso que una vez concluido, dio paso a un festival musical.
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