La presidenta de Chile destacó que su país y la Argentina poseen “un destino común” y propuso profundizar la “hermandad de más de dos siglos” entre ambas naciones.
“Estamos atados a una misma historia y somos partícipes de un destino común”, indicó Bachelet al hablar ante la Asamblea Legislativa en el Senado de la Nación.
Flanqueada por el presidente Provisional de la Cámara alta, Gerardo Zamora, y por el titular de Diputados, Julián Domínguez, Bachelet pronunció un discurso en el que propuso “darle carne a una hermandad de más de dos siglos”.
La presidenta chilena señaló que “se abren múltiples oportunidades” entre ambos países, tras lo cual reiteró su beneplácito por el “compromiso profundo y duradero, no sólo en integración regional, sino para hacer un futuro mejor y más inclusivo para nuestros niños”.
“Nuestros padres de la patria, los generales (José de) San Martín y Bernardo O`Higgins comprendieron que nuestros pueblos debían darse un abrazo profundo”, reflexionó la mandataria.
En ese sentido, destacó que "la Argentina y Chile caminan juntos por la senda de la democracia" e invitó a "retomar esa ruta para un mejor mañana".
Antes de desearle a los legisladores presentes en el recinto del Senado “un muy feliz 25 de Mayo”, Bachelet recordó los acuerdos que firmó con su par de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, durante la extensa reunión que mantuvieron ayer en la Casa Rosada y luego en el Museo del Bicentenario.
Particularmente, la mandataria chilena se refirió al “compromiso respecto de la investigación de las graves violaciones a los derechos humanos” que se llevaron a cabo de ambos lados de la Cordillera durante las décadas de los años '70 y '80.
“Esperamos que ese intercambio de documentación e información nos permita superar esa mancha de nuestra historia y traer algo de reparación para los familiares”, alentó Bachelet.
En otro orden, la mandataria chilena resaltó que el hecho de que su primera visita al exterior desde su asunción el 12 de marzo sea a la Argentina “no es un azar” sino “una clara manifestación de la intención de estrechar lazos y refrendar la antigua amistad” entre ambas naciones.
Asimismo, reflexionó que “los grandes desafíos de cada nación, muchas veces, son desafíos regionales”. Al respecto, sostuvo que su país “debe recuperar presencia regional para reencontrarse con sus vecinos”.
Bachelet recordó que se cumplirán 30 años del tratado entre ambos países que establece que cualquier discordancia en la relación entre Argentina y Chile debe resolverse de manera “amistosa y pacífica” y propuso, además, “dinamizar el tratado de Maipú”, firmado entre ambas naciones en 2009.
“Debemos avanzar en conectividad terrestre, en la agilización del tránsito entre personas de ambos países, en minería”, puntualizó Bachelet, para luego mencionar la decisión de “duplicar los pasos fronterizos” de la Cordillera, tal como habían anticipado ambas mandatarias durante su reunión del mediodía en Casa de Gobierno.
Bachelet ingresó a las 17 al Congreso de la Nación por la explanada de la avenida Entre Ríos, donde la estaban aguardando los senadores kirchneristas Marina Riofrío y María Laura Leguizamón; Gabriela Michetti, de Pro; el socialista Rubén Giustiniani y los radicales Juan Carlos Marino y Alfredo Martínez.
También formaron parte de la Comisión de Recepción los diputados oficialistas Juliana Di Tullio y José María Díaz Bancalari; el radical Mario Negri; el socialista Juan Carlos Zabalza; el diputado massiclarinista Felipe Solá y Federico Pinedo, de PRO.
Bachelet atravesó el Salón de las Provincias con la comitiva y con las autoridades de ambas Cámaras, Zamora y Domínguez, e ingresó al Salón Azul donde firmó los libros de visitas y contempló un ejemplar de la Constitución de la Nación Argentina.
Finalmente, y tras atravesar el Salón Eva Perón, Bachelet ingresó al recinto de sesiones y pronunció un discurso de 30 minutos de duración.
Bachelet ejerció su primer mandato como presidenta de Chile entre marzo de 2006 y 2010, y asumió por segunda vez en marzo pasado, luego del periodo en el que Sebastián Piñera ocupara la presidencia encabezando la centroderechista Coalición por el Cambio que puso fin a 20 años de gobiernos de la Concertación, que llegó al poder con la recuperación de la democracia tras el final de la dictadura de Augusto Pinochet.
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