El Banco Central de la República Argentina (BCRA) culmina el 2014 con un nivel de reservas superior a los 31.000 millones de dólares, la cifra más alta del corriente año y casi 4.000 millones de dólares superior al piso registrado a fines de marzo pasado, cuando se ubicó en 26.729 millones de dólares.
En enero de este año, el objetivo que se propuso el BCRA era doble: a corto plazo, frenar la sangría de dólares de las reservas que se había producido en los dos meses anteriores y, para fines de año, conseguir sostener un nivel de reservas de al menos 28.000 millones de dólares.
En los últimos tres meses, tras la asunción de Alejandro Vanoli como presidente del ente monetario, el gobierno logró frenar la corrida contra el peso de las últimas semanas de septiembre que llevó al dólar informal por encima de los 15 pesos.
Para lograrlo, las nuevas autoridades del BCRA apelaron no sólo a controles, inspecciones de casas de cambio y sociedades de Bolsa sino también a la intervención en las operaciones de dólar-Bolsa y, sobre todo y por primera vez, en las de "contado con liqui".
También un factor articulador de la política monetaria para poner freno a la especulación contra la moneda nacional ha sido la licitación semanal de letras del Banco Central (Lebac y Nobac), cuya tasa de rendimiento ha contribuido al equilibrio conseguido.
Con un rendimiento del 27% anual, las letras atraen cada semana una masa monetaria en pesos que se aleja así del dólar, lo mismo que ha ocurrido con la emisión de un bono para las cerealeras que está atado al dólar y rinde 1,75% anual.
Este acuerdo con el sector exportador más dinámico del país, sumado a las medidas anteriormente descriptas, pudo lograr una sensible caída del dólar informal desde poco más de 15 pesos a comienzos de octubre a los valores actuales en torno a 13 pesos.
Asimismo, no puede dejar de señalarse que la base monetaria, más allá de las críticas a la heterodoxia oficial por parte de la oposición política y la ortodoxia académica, ha bajado en su ritmo de expansión a lo largo del año que culmina.
Además de la contracción monetaria que se realiza a través de las letras y que sirve para esterilizar parte de la emisión, la política monetaria ha sido complementada con el acuerdo swap por 11.000 millones de dólares firmado entre el BCRA y el Banco Central de la República Popular de China.
Los analistas han reconocido que el swap ha jugado un papel relevante en la derrota de la corrida contra el peso ensayada por el mercado hace menos de tres meses, ya que la adición de 2.300 millones de dólares a las reservas provenientes de ese acuerdo, junto al resto del paquete de medidas descripto, ha desalentado a los especuladores.
En el mismo sentido han obrados los créditos del Banco de Francia, que tienen como garantía las reservas argentinas depositadas en ese ente monetario, lo cual ha reforzado las líneas defensivas tendidas por el BCRA contra los ataques al peso.
En medio del vendaval financiero y monetario que se ha desatado en este final de año en todos los mercados emergentes, Argentina ha conseguido hasta el momento blindarse frente a las tendencias devaluatorias que actúan contra la moneda nacional por la vía de la caída de los precios de las materias primas.
En el caso del petróleo, el derrumbe del precio del barril también apuntala la política económica y monetaria argentina por la vía de la reducción de la factura energética anual que Argentina paga por las importaciones de gas y crudo refinado.
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