El ministro de Economía dijo que su adhesión al kichnerismo obedeció a que "muchos de los que hoy estamos en este proceso, advertimos que con Néstor Kirchner la política volvía a ser una posibilidad de transformación real frente a los poderes que la limitaban, sean militares o económicos".
"El desguace del Estado y de la economía habían convertido a nuestro país y los de América latina en coto de caza de las finanzas, de los servicios, de reciclaje de los capitales de los países centrales y de una pérdida de las propias reglas de acumulación del capital. Habían dinamitado todo", afirmó Kicillof en un reportaje que publica el diario La Jornada, de México.
Agregó al respecto que "con base en trabajadores y empresarios nuestro proyecto apuntó a la reindustrialización, ampliando la base productiva y tecnológica que permita la reproducción del capital, la inversión y la reconstitución de un mercado interno".
Asi se expresó en el extenso reportaje en el que señala que "el propio discurso alfonsinista reconoció que la renuncia de Alfonsín fue un golpe de mercado. Los militares detuvieron el proceso de juzgar los crímenes de lesa humanidad, y los banqueros se negaron a un crecimiento con orientación más popular".
El ministro dijo que "en 2003 cuando arranca este proceso, muchos intuimos que se venía una posibilidad de transformación real. Con el kirchnerismo renació la causa de los derechos humanos, y las potencialidades de un proyecto económico transformador. Pero no de lucha contra el capitalismo dentro del capitalismo. Creo que en los países periféricos -y no quisiera ahora abrir la clásica discusión sobre las etapas- hay que reconstruir el capitalismo".
En cuanto a si el empresario argentino entiende la importancia de cambiar la matriz productiva del país, sostuvo "al empresario que invierte, que toma riesgos, que siente apego por su país, el Estado tiene que brindarle una suerte de biosfera para que pueda prosperar. A los que en estos años apostaron a la inversión y la producción, les fue bien" y agregó que "la idea del empresario ausentista, que junta capital y lo resguarda en el exterior sacándolo del ciclo productivo, tuvo mucho que ver con el Estado ausente que no genera condiciones de estabilidad y de acumulación. Dicen que el gobierno no da seguridad jurídica,certidumbre, que no hay clima de negocios".
Asimismo, explicó que lo que sucede es que "el Estado argentino ya no está colonizado por los empresarios. La etapa en que nos hallamos busca la reconstrucción del tejido social, de la clase trabajadora y de un sector empresarial auténtico".
El periodista insiste en que el proyecto que defiende es capitalista, a lo que el ministro admite "así es, pero no un capitalismo rentista, de saqueo, extranjerizado y hostil a que Argentina crezca con base en su capacidad productiva, generando una mejor distribución de la riqueza, o sea crecimiento con inclusión social. Algo que no marcha por separado".
Kicillof recordó que "durante décadas se nos dijo que primero había que crecer para después distribuir. Sin embargo, creo que en países como el nuestro es a la inversa: hay que distribuir para que, con base en el mayor poder adquisitivo de los salarios y la reconstitución del mercado interno, aparezcan oportunidades de inversión que permitan el crecimiento".
Respecto de la lucha contra los fondos buitres, sostuvo que "a fin de año, cuando desaparezcan los instrumentos que éstos han utilizado para la extorsión, habrá mejores posibilidades para dialogar con los acreedores que optaron por quedar fuera de la reestructuración de la deuda".
En ese sentido, el ministro destacó que "el default más grande de nuestra historia fue causado por el neoliberalismo. Y lo arreglamos muy bien. Pero ahí apareció el pequeño grupo de abogados, más que de financistas, y un juez que se hizo eco de esto. Muchos gobiernos, entre ellos México, acompañaron nuestra posición, y mostraron buena disposición frente a un problema que no quisieran ver reflejado en el espejo de su porvenir".
También se refirió al papel de Repsol y dijo que ésta "incurrió en depredación, desinversión y desabastecimiento con YPF" y aseguró que "lo grave no había sido la privatización sino la desnacionalización que hizo de YPF"., al tiempo que remarcó que este Gobierno entiende que "la energía es un recurso nacional, y que el Estado tiene que ejercer soberanía sobre sus recursos" y recordó que "disponemos de energía, pero no somos un país exportador de petróleo y gas".
El titular de la cartera económica detalló que "a partir de 2003, fijamos a los recursos energéticos precios internos, desdoblados de los externos, porque las empresas veían que los precios internos estaban muy por debajo de los internacionales. Pero si poníamos el precio a escala internacional, matábamos la industria doméstica" y afirmó que "esto fue lo que hizo crujir el esquema neoliberal heredado de los años 90, al que no le interesaba, obviamente, la participación del Estado".
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