El mundo posó nuevamente sus ojos sobre Alemania al cumplirse un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín, que lo conmemoró con una masiva fiesta popular repleta de actividades para celebrar un hito histórico que marcó el preludio de la reunificación alemana once meses más tarde y el fin de la Guerra Fría.
"La caída del muro nos enseñó que los sueños se pueden hacer realidad, que nada debe permanecer tal y como está, por muy grandes que sean los obstáculos (...) Podemos cambiar las cosas, ese es el mensaje de la caída del Muro", celebró la canciller alemana, Angela Merkel, durante uno de los actos que marcaron la maratónica jornada.
Cerca de dos millones de alemanes y extranjeros siguieron y participaron de los diferentes eventos, los recorridos y las celebraciones más descontracturadas en algunos barrios de la capital, pero ninguno se perdió la suelta de unos 7.000 globos iluminados, que marcó el cierre de un aniversario que quedará en la memoria.
Exactamente a las 19.20 hora local (15.20 hora argentina) los globos inflados con helio, que habían sido colocados el viernes a lo largo de los 155 kilómetros del antiguo muro y que fueron bautizados como Lichtgrenze (Frontera luminosa), fueron soltados al aire repitiendo de forma simbólica la eliminación de la frontera que dividió durante 28 años Berlín.
En ese mismo momento, en el principal escenario de la Puerta de Bradenburgo la orquesta Staatskapelle dirigida por Daniel Barenboim aportó otra cuota de emoción al tocar la octava sinfonía de Ludwig van Beethoven, la Oda a la Alegría, himno de la Unión Europea (UE).
Una marea humana, salpicada por las lucecitas de los celulares que intentaron retratar cada uno de los momentos del conmovedor aniversario, los escuchaba con una mezcla de emoción -especialmente entre los más veteranos que no lograron contener las lágrimas- y la alegría indisimulable de los más jóvenes que trepaban los árboles y creaban ritmos de percusión con todo lo que tenían mano.
Pese a un frío que perforaba los huesos, la noche fue una fiesta, aún cuando los primeros globos luminosos quedaron trabados, poniendo en duda la conocida perfección alemana.
Del acto participaron el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, el último presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, y el primer presidente de la Polonia postsoviética y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa. Los dos últimos, ambos símbolos del la caída de la Unión Soviética y del fin de la Guerra Fría, se llevaron la ovación principal de la jornada.
El cierre fue multitudinario y emotivo, pero fue apenas el final de una larga serie de actos, conciertos, eventos y conmemoraciones.
Durante la tarde de ayer, la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la unidad alemana, fue el escenario del principal evento musical del día, con un concierto de la orquesta Staatskapelle dirigida por Daniel Barenboim y música de otras estrellas de la música alemana e internacional.
Desafiando el frío y la amenaza constante de lluvia, desde bien temprano en la Puerta de Brandeburgo miles de personas se instalaron para escuchar los primeros conciertos de estrellas locales de rock, pop y rap local y recorrer una exposición multimedia temporal sobre la historia alemana.
Entre los conciertos programados, sobresalieron la orquesta Staatskapelle, dirigida por Barenboim y el cantante británico Peter Gabriel, quien interpretó "Héroes", la mítica canción de David Bowie, grabada en Berlin Oeste en 1977.
Asimismo, se realizó un homenaje a las "Víctimas del Muro", las casi 400 personas muertas cuando intentaban franquear el espeso muro fronterizo.
Mientras todos los museos que recuerdan la historia del Muro estuvieron desbordados por la enorme afluencia, berlineses y turistas pudieron disfrutar de la exposición al aire libre "100 Wall Stories", con puestos cada 150 metros en toda la ciudad para descubrir la historia de Alemania con textos, fotos y audios.
Pero sin lugar a dudas el epicentro de la jornada fue entre la Puerta de Brandenburgo y el parque Tiergarten, donde decenas de miles de personas esperaron desde temprano los conciertos mientras disfrutaron de delicias locales en los puestos ambulantes instalados, principalmente la salchicha curry wurts, acompañada acompañada con cerveza o gluhwein (vino caliente).
En cambio, los turistas extranjeros, prefirieron fotografiarse con falsos soldados rusos, estadounidenses o franceses, quienes sellaron falsos pasaportes como en los años del Muro, o recorrer el Cheekpoint Charlie, la 'East Side Gallery' (el tramo más largo y colorido del Muro en el oeste de la ciudad) o el museo del Muro en Bernauerstrasse.
Merkel no participó del acto de cierre, sino que eligió hablar a la tarde durante la inauguración de la ampliación del espacio central en recuerdo del Muro en la emblemática Bernauerstrasse (calle de las lágrimas), conocida como La franja de la muerte.
Más tarde, la jefa de gobierno alemana, quien creció en la República Democrática Alemana (RDA), asistió a un concierto cerrado en la sala Konzerthaus con políticos actuales e históricos como Gorbachov, Walesa, el presidente alemán Joachim Gauck, y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
La conmemoración del 25º aniversario de la caída del Muro no contó con invitados oficiales extranjeros, un símbolo del orgullo alemán por haber dejado de lado la división y haber obtenido un éxito económico fulgurante que la convirtió en la primera potencia europea.
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