viernes, 6 de diciembre de 2013

La insólita fiesta de Carrió con Jorge Lanada y Mirtha Legrand

La diputada invitó a 900 personas a festejar los diez años del Instituto Hanna Arendt, que preside, y hubo de todo: baile, remate de obras, imitadores, dirigentes políticos y mucha (mucha) comida. “Yo a Lilita la admiro porque está mal de la cabeza”, dijo el conductor de Periodismo Para Totos.
 
La diputada Elisa Carrió nunca pasa desapercibida. 
 
Para conmemorar los diez años del Instituto Hannah Arendt, que preside, armó una fiesta para 900 personas en el Palais Rouge en la que estuvieron presentes, entre otros Jorge Lanada y Mirtha "la Momia"  Legrand.
 
Vestida de rojo, Lilita se paseó por el evento como nena con muñeca nueva. Bailó tango, remató obras de arte del pintor Guillermo Roux, bromeó con un imitador suyo (Martín Bilyk) y dio cinco discursos, en uno de los cuales comparó a la presidenta Cristina Kirchner con Isabelita.
 
“Yo a Lilita la admiro porque está mal de la cabeza”, fue la definición que dio Lanada, que desató la carcajada del público. “Me gusta su costado místico”, dijo también el capocómico estrela del Grupo Clarín, que se fue antes de que termine la fiesta.
 
Otra de las personalidades destacadas fue Mirtha Legrand, que aseguró que "de ser política hubiera sido como Carrió”. La Momia compartió la mesa principal con Lilita, Lanada, Martín Lousteau, Beatriz Sarlo, Mariana Zuvic (legisladora santacruceña), Eduardo Costa, Toty Flores, Juan José Aranguren (CEO de Shell), el periodista Pablo Rossi y Roux.
 
En otras mesas hubo dirigentes de UNEN como Alfonso Prat el Gay, Fernando Sánchez, Elsa “Tata” Quiroz, Maricel Etchecoin y Maximiliano Ferraro, pero también radicales como Julio Cobos, Ricardo el Gil Lavedra, el presidente del bloque de diputados Mario Negri, Oscar Aguad y Manuel Garrido, y también del PRO, como el legislador Iván Petrella.
 
La cena, que costó 500 pesos por persona, se promocionó con una frase llamativa: “Tené una sobremesa donde no se hable de la novia de Doman". Según Clarín, que estuvo presente en la fiesta, hubo gente que tuvo que comer parada un suculento menú: crepes de queso con salsa de puerros, roos de ave con jamón, mozzarella y tomates secos con salsa de albahaca y seco de papas, y el postre, una savarín de crema americana con corazón de dulce de leche bañada en salsa de chocolate.
 
Entre plato y plato, mientras el champagne corría generoso, Carrió se la pasó hablando. Habló mucho y, por momentos, habló de más. “Vamos a vivir la interna del PJ, que se define con muertes. Estén tranquilos, estén serenos, no tengan miedo, el proceso es inevitable, lo tenemos que hacer lo menos traumático posible con la unidad de la oposición”, adelantó en su clásico tono místico.
 
También se refirió a la jura de los nuevos diputados y aseguró que "se empezó a concretar el primer acuerdo del massismo con el kirchnerismo, porque le correspondía al PRO la vicepresidencia segunda de la Cámara".
 
"Yo fui abucheada por el massismo”, dijo Lilita, que también recibió silbidos e insultos de la platea kirchnerista, que le gritó "gorila". “A mi cuando me agravian saco puntos en el cielo, esto no entienden los camporistas”, bromeó.
 
“Vamos a pasar dolor y de hecho uno en lo personal lo pasó. Yo jamás haría luto por el marido que más amo más de un mes, porque sentir la muerte no es escenificar la muerte, cuando uno siente la muerte, siente la de los más pobres como la del más rico”, dijo sobre la vestimenta de Cristina, y se animó a más: “Los Kirchner han destruido la Argentina, uno está muerto y la otra viva, han sido Bonnie and Clide, ellos venían por los euros y corrompieron a los chicos que venían por la revolución”. Pero no se quedó ahí, y derrapó: “Isabelita está más sana que Cristina”.
 
Carrió también cargó con dureza contra los que hacen marketing con la política. “Ahora estoy de moda, ¿vieron?. La banalidad es eso. Los Durán Barba, los Poliarquía, todos esos seres que detesto, creen que la política es un producto y está en el comercio, a eso se le llama mercado de la política, la política es un arte, para Hannah Arendt es el arte de volver a comenzar”, sentenció la diputada, que terminó la noche bailando tangos con el Auditor General de la Nación, Leandro Despouy, pasadas las 2 de la madrugada.

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