domingo, 8 de mayo de 2016

Dilma rechazó legitimidad al impeachment que enfrenta y llamó a que la juzgue el pueblo en elecciones

LA PRESIDENTA BRASILEÑA RECHAZÓ LA LEGITIMIDAD DEL PROCESO DE DESTITUCIÓN AL QUE SE ENFRENTA Y SUGIRIÓ QUE, SI SE QUIERE "JUZGAR" SU GOBIERNO, QUE EL JUEZ SEA EL PUEBLO POR MEDIO DE ELECCIONES.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó ayer la legitimidad del proceso de destitución al que se enfrenta y sugirió que, si se quiere "juzgar" su gobierno, que el juez sea el pueblo por medio de elecciones, mientras se prepara la que será su residencia oficial si es apartada del cargo, el Palacio de Alvorada, donde la mandataria montará una suerte de gobierno paralelo ya que no reconoce y no transmitirá el mando a su vice, Michel Temer, a quien califica de "golpista".

"Desde el punto de vista de la política, el gran juez es el pueblo brasileño. Si quieren hacer un juicio de mi gobierno, que acudan al pueblo brasileño y no al impeachment. Solo quien tiene la legitimidad del voto, puede juzgar", dijo Rousseff durante la ceremonia de inauguración de un centro de investigación agrícola de la empresa estatal Embrapa en Palmas, capital de Tocantins (norte).

Esta es la primera vez que Rousseff sugiere en público la celebración de elecciones, que los movimientos sociales y el propio oficialista Partido de los Trabajadores (PT) e incluso el opositor Partido Solidaridad (PSOL) consideran la única forma de salir de la crisis política que vive Brasil, que puede llegar a profundizarse bajo el gobierno de Temer.

Dilma reiteró que su destitución es un "golpe" de Estado, porque "no tiene base legal" y porque ella "ni siquiera" participó en los supuestos ilícitos que le imputa la oposición.

La denuncia para el impeachment en su contra se basa en maniobras contables, supuestamente irregulares, realizadas en los últimos años y que han sido comunes en los gobiernos de los últimos presidentes brasileños.

Asimismo, acusó a la oposición de tratar de llegar al poder para "acabar" o reducir los programas sociales que ha impulsado su gobierno, al tiempo que reiteró que va a "resistir hasta el fin", por lo que no renunciará aunque el Senado decida en los próximos días iniciar el juicio político, para lo que sería necesaria la mayoría simple de los 81 senadores.

La votación crucial se celebrará previsiblemente el próximo miércoles en el pleno de la Cámara alta, aunque aún no ha sido confirmado oficialmente. Si los senadores aprueban el inicio del juicio político, Rousseff se verá obligada a apartarse del cargo hasta que se culmine el proceso, que puede alargarse por un máximo de 180 días.

Durante ese período Temer asumiría la Presidencia de forma temporal y, si el Senado se inclina por la destitución, completará el mandato de Rousseff que termina el 1º de enero de 2019.

Según trascendidos, Rousseff planea dejar el Palacio del Planalto por la rampa principal, donde la aguardarán un grupo de mujeres del Partido de los Trabajadores (PT) y movimientos sociales.

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