Editorial. Por Soledad Sganga
Las tres banderas peronistas, -la justicia social, la independencia económica y la soberanía política- fueron a lo largo de la historia ocultadas,
pisoteadas, negadas, prohibidas e ignoradas.
Una vez recuperada la democracia, con una Argentina cada vez más
endeudada, con gobiernos que siguieron a raja tabla las “recomendaciones” del
FMI y principalmente, durante los dos mandatos de un presidente que se decía y se dice peronista, esas banderas se bajaron. Tuvimos que esperar 20 años, para que
esas banderas vuelvan a flamear bien alto. Levantadas desde las cenizas de un
país destruido. Y eso tuvo consecuencias a nivel interno y en el plano externo.
La justicia social, recuperar puestos de trabajo, nuevos derechos
civiles y políticos, la asignación universal por hijo, la reincorporación de
millones de jubilados al sistema previsional, la creación de puestos de
trabajo, programas sociales como Plan Jóvenes, Progresar, apuntando a la
recuperación y formación en oficios, apuntando a la educación y al trabajo,
Procrear, facilitando el acceso a la casa propia y fomentando la construcción.
Conectar igualdad para achicar la brecha tecnológica, mayor presupuesto destinado
a la educación, la construcción de universidades y hospitales modelo. Todas medidas
tendientes a lograr una equidad e igualdad de oportunidades, un ascenso social,
que se podría decir que va en contra de una de las premisas básicas del
capitalismo que es precisamente lo que lo sustenta: la desigualdad.
La independencia económica, lograda con la cancelación total de la deuda
con el FMI, las dos reestructuraciones de la deuda, algo inédito en nuestro
país. Lo dijo Néstor: “déjennos crecer para que podamos pagar, porque los
muertos no pagan”. Y Argentina, más allá de lo que se escucha en estos días, hace
10 años viene implementando un plan de desendeudamiento que ha reducido la
relación deuda/PBI de manera admirable y considerable. Lo que hizo que la
economía se subordine a la política. Que nuestro programa económico no sea condicionado
por las fallidas recomendaciones de organismos internacionales que tanta sangre
derramó en nuestra tierra.
En cuanto a la soberanía política, el rumbo de la economía nacional se enmarcó en un
proyecto político y su desarrollo en base al mismo, un proyecto inclusivo.
Invirtiendo la lógica instalada desde ante de 1976. Nuestra economía, con
aciertos y errores, volvió a estar en el lugar del cual nunca tendría que haber
salido: Argentina. Como también dijo Néstor, las decisiones las toma el
presidente y no el ministro de economía.
Impulsando el consumo, la implementación de política públicas orientadas
al desarrollo económico nacional, como centrales eléctricas, obras viales, con
la recuperación de YPF, la explotación de nuestros recursos, un impulso a la
industria, la ciencia y la tecnología muy importante.
Que estas tres banderas hoy se encuentren bien alto nuevamente, no es un
hecho que los grupos económicos y financieros, tanto internos como externos,
perdonen y pasen por alto. Por eso nos quieren poner de rodillas, por eso nos
quieren volver a ver quebrados.
No se nos perdona haber llevado una política coherente de
desendeudamiento. No se nos perdona haber recuperado nuestra soberanía
política y menos la independencia económica.
El negocio de esos sectores son pueblos dominados y condicionados,
endeudados y empobrecidos. El negocio de los buitres es devastar pueblos
enteros con total impunidad y connivencia de muchas potencias, y de grupos
económicos externos e internos.
El hecho de que nuestro país hoy esté dando la batalla no solo con el 1%
usurero e inescrupuloso de los buitres sino también con un juez claramente
comprometido con los intereses de una de las partes, la parte más poderosa
obviamente, es un hecho que preocupa no solo a Argentina sino al mundo entero.
A todo el sistema financiero internacional. Es un hecho inédito en la historia.
El sistema financiero internacional está pendiendo de un hilo por un
hombre que no fue elegido por nadie más que por un presidente de un solo país,
con muy mal concepto entre sus pares, pero con un excelente concepto y
reputación brindada por lo grupos financieros de poder.
Es por esto que la
posición argentina cuenta con tanto apoyo internacional. Y que la posición de
ese 1% sea fuertemente repudiada. El llamado fallo Griesa pisotea casi todos
los puntos del artículo 2 de la Carta de la ONU. El articulo 4 del Convenio
Constitutivo del FMI, establece en su sección III, Control de las
transferencias de capital que “Los países miembros podrán ejercer los controles
que consideren necesarios para regular los movimientos internacionales de
capital, pero ningún país miembro podrá ejercer dichos controles en forma que
restrinja los pagos por transacciones corrientes o que demore indebidamente las
transferencias de fondos para liquidar obligaciones”.
Con un gobierno que a poco más de un año de terminar el mandato, luchando por ésta
causa, con un apoyo internacional contundente, el G77 + China, países de la
región, la ONU, la OEA, tímidamente, pero apoyo al fin del FMI, del propio
gobierno de los EE. UU., pero sobre todo
con un pueblo que mantiene firmes las banderas, a pesar de las consecuencias, seguimos
luchando por éste fallo totalmente injustificado, tendencioso y peligroso no
solo ya para Argentina sino para todo el mundo.
Un gobierno que tranquilamente podría dejar las cosas tal y como están,
intentar lo que se llama vulgarmente “hacer la plancha” y dejar que ésta
situación que hoy aprieta y pone en peligro nuestro sistema económico y
financiero al próximo gobierno, sigue dando batalla en todas las instancias
judiciales y ante todos los organismos internacionales. Ese apoyo internacional
representa al 60% de la población mundial.
Por eso, luego de varias presentaciones y la ratificación del fallo,
muchos bonistas que entraron de buena fe en el canje de 2005 y 2010, hoy le
exigen a Griesa que se les libere el pago. Porque el pago de esos bonos fue
hecho. Le exigen al Bank of New York Mellon (BONY) el giro de esos pagos
congelados por el juez.
Argentina no está sola, no sólo porque el fallo excede y viola los
derechos soberanos de un país, sujeto de derecho internacional, miembro de los
organismos internacionales más importantes, sino porque éste fallo salpica al
sistema financiero mundial en un 100%. Excediendo la jurisdicción de muchos
países, violando leyes de los distintos países.
Argentina en éstos 10 años, no ha bajado ninguna de estas tres
maravillosas banderas. Por eso hoy esas banderas flamean intactas en medio de
un temporal y más firmes que nunca. Para que nunca más nos pongan un pie en la
cabeza, para que no nos vuelvan a poner de rodillas. Lamentablemente muchos
“compatriotas”, tan solo por compartir el país de nacimiento, luchan contra los
intereses nacionales y a favor de los poderes fácticos financieros externos.
Por eso hoy más que nunca PATRIA SI COLONIA NO! PORQUE SOMOS UN PAÍS
ECONÓMICAMENTE INDEPENDIENTE Y POLÍTICAMENTE SOBERANO. No vamos a permitir que
intenten avasallar nuestros derechos, nuestras conquistas y nuestra patria.
¡¡¡PATRIA SI, BUITRES NO!!!!
¡¡¡PATRIA SI, BUITRES NO!!!!
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