El padre de Darío Santillán considera al entonces presidente interino y al gobernador de la provincia de Buenos Aires responsables de la muerte de su hijo y Maximiliano Kosteki por la Masacre de Avellaneda, ocurrida el 26 de junio de 2002.
"Desde hace 12 años el odio me carcome y cuando lo veo a Duhalde me da bronca, impotencia por la impunidad con la que se mueve, de tener que escucharlo presentarse como candidato, como garante de la democracia y la impotencia de escuchar que de su gobierno nunca hubo muertos", afirmó.
Santillán remarcó que "hay una complicidad, no hay voluntad, los policías actúan según el humor político, según las ordenes que ellos den. Más allá de la impotencia y el dolor como padre, no nos olvidamos de la muerte de Darío, pero tampoco nos olvidamos cómo vivió, eso es más importante".
En declaraciones radiales, lamentó "tener que seguir cortando puentes y rutas por una justicia que se encarga muy rápidamente de meter presos a los que menos tienen y a los luchadores sociales cuando tendrían que meter presos a los políticos o a aquellos que mandan a reprimir y a matar, ponen palos en las ruedas y jamás encuentran la culpabilidad o un hilo conductor".
"Esto ha sido una bisagra en la historia, Duhalde quería perpetrarse en el poder y después de este plan macabro que se llevó adelante tuvo que irse cobardemente", expresó.
Expuso que "no creo que la policía haya cambiado lo más mínimo. Los que estamos en las calles sabemos que tienen un método de extorsionarte, reprimir, mandar a robar a los pibes porque sino los meten presos, los cagan a palos o los hacen desaparecer como el caso de Luciano Arruga".
"En mi retina está la forma de cómo lo matan a mi hijo y no creo en la policía como tampoco cree la sociedad, porque hay policías muy corruptos y no es confiable", confió el padre de Darío Santillán.
Asimismo, enfatizó que "la muerte de Maxi y Darío no fue la locura de un comisario, sino un plan pergeñado por la Justicia y la policía".
"Estoy hablando puntualmente de Eduardo Duhalde, Mugrizio Macri, Felipe Solá, que caminan libremente, se postulan, ocupan cargos amparados por la impunidad que les da la Justicia", subrayó.
Alberto Santillán indicó que el juez Lijo "puso preso rápidamente a Fernando Esteche, de Quebracho", y se preguntó "¿por qué no hace lo mismo con el asesinato de Maxi y Darío? No hace falta tener dos dedos de frente para ver que los intereses llevados adelante fueron un pacto político-policial".
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