Detuvieron en Uruguay a Alberto Candioti, ex vicepresidente del club Colón de Santa Fe. El ex capitán del Ejército, dirigente del club santafesino y asesor de Julio Grondona en la AFA, acaba de ser detenido en Montevideo, acusado por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. El gobierno argentino pedirá ahora su extradición.
Alberto Candioti, ex vicepresidente de Colón de Santa Fe, acusado de delitos de lesa humanidad. |
Había cruzado el charco, como decimos los rioplatenses. El ex capitán del Ejército y ex vicepresidente de Colón de Santa Fe, Alberto Candioti, vivía en un barrio selecto de Montevideo: sobre Punta Trouville, a pasos de la playa Pocitos, casi pegado al castillo Pittamiglio, un llamativo edificio que visitan a diario los turistas. Tal vez creyó que la impunidad de que había disfrutado en treinta años de democracia sería eterna. Pero si fue así, se equivocó. Una comisión de Interpol lo detuvo el jueves en el departamento que alquilaba sobre la rambla Mahatma Gan-dhi, lo esposó y lo dejó en manos de un juzgado uruguayo.
El gobierno argentino pedirá ahora su extradición para que declare en una causa por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. Como pocos represores, su exposición pública asombraba: supo ser dirigente de fútbol, asesor de Julio Grondona en la AFA, apoderado del Instituto Superior de Arbitraje de la misma asociación, asesor letrado de la Unión de Trabajadores del Turf de Argentina (UTTA) y tenía su estudio de abogado en pleno centro de Buenos Aires.
Una fotografía de prontuario, bajo el título de “Buscado”, anunciaba una recompensa de 100 mil pesos para quien brindara datos útiles que permitieran lograr su detención. En la imagen, a Candioti se lo ve más gordo que en sus apariciones públicas. La última había sido el sábado 11 de febrero de 2012, en el hipódromo de San Isidro, a donde asistió para ver el Gran Premio Miguel Alfredo Martínez de Hoz.
Escribió Nicolás Lovaisa, el periodista santafesino que más investigó al militar: “En la competencia se impuso Bogeyman, caballo del stud Keyser Soze, propiedad de Carlos Felice, secretario general de la Unión de Trabajadores del Turf y Afines (UTTA) y presidente de su obra social (Ospat). Ese día, Candioti recibió el premio en nombre del stud vencedor, por lo que no parece tener un lugar menor en el gremio del turf ni en la obra social, donde figura como empleado”.
El ex capitán e integrante del Batallón 601 de Inteligencia, acusado de privación ilegítima de la libertad, aplicación de tormentos y desaparición forzada en la Brigada de Investigaciones de San Justo, era buscado por pedido del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal Nº 3 de La Plata, a cargo del juez Arnaldo Corazza. Lo curioso es que Candioti, santafesino y de 68 años, hasta ahora no está imputado en otra causa que se abrió en su provincia por la desaparición del soldado conscripto Roberto Daniel Suárez, el 1º de agosto de 1977. Su familia interpuso varios hábeas corpus y publicó reiteradas veces la noticia en el diario El Litoral. No obtuvo resultados positivos ni en democracia, cuando una denuncia anónima ante la Conadep mencionó al represor como uno de los integrantes del operativo que lo secuestró.
Sebastián, el hijo de Suárez nacido en cautiverio y militante de Hijos, aspira desde hace tiempo a que el ex vicepresidente de Colón sea indagado en la megacausa 16/08 por “Delitos de lesa humanidad sobre hechos ocurridos entre 1976 y 1983”, que instruyó el Juzgado Federal Nº 1 de Santa Fe, a cargo de Reynaldo Rodríguez. Al ex capitán lo complicó su subordinado, el suboficial Mario Carmelo Ferger, el único detenido en la causa por la desaparición del soldado.
Con la inminente extradición de Candioti desde Montevideo, la posibilidad de que sea imputado ahora se refuerza. Sebastián contó esa: “La noticia de la captura me dio alegría porque ahora vamos a pedir nuevamente que declare, algo que antes no había aceptado el juez. Además, siento que no estoy solo por todo lo que está haciendo el gobierno nacional, que tomó las luchas de Madres, Abuelas e Hijos”.
La exposición pública que tenía el ex dirigente de Colón empezó a mermar cuando se pidió su captura, el 6 de marzo de 2012. Poco se sabía de él, hasta que Interpol lo encontró en el edificio Marazul de la rambla montevideana. El diario La República informó: “El operativo de Interpol Uruguay se logró tras siete meses de investigación, en los que se detectó que el militar argentino estaba residiendo en nuestro país y recibía visitas de familiares”. La información agrega que dos o tres veces al mes viajaba su esposa para compartir el departamento que alquilaban en el exclusivo barrio de Pocitos. El prófugo se movía en una camioneta Renault azul oscuro. “Era un vecino tranquilo y cordial”, le dijeron sus vecinos al medio uruguayo.
Ese hombre alto, calvo y que en fotografías solía lucir en la solapa del saco una escarapela con los colores rojinegros de Colón, en los últimos tres años parecía más vinculado con el turf que con el fútbol. El 17 de diciembre de 2009 participó de su último acto protocolar en la AFA. Asistió a la ceremonia de egresados del Instituto Superior de Arbitraje –del que era apoderado– y aplaudió a cada uno de los 24 referís promocionados en el salón de reuniones del tercer piso.
Cuando acaso no podía imaginar la condición de reo en que se encuentra hoy, Candioti llegó a la vicepresidencia 1º de Colón de la mano de su compañero de fórmula, José Néstor Vignatti. Juntos disfrutaron el ascenso a Primera División en julio de 1995. Separados, se enfrentaron tiempo después en las elecciones del 16 de junio de 2002. El militar se lanzó al frente de la lista 555, presentándose como “un presidente para ser campeón”. Pero perdió. Según el padrón de Colón, figura como socio desde el 14 de enero de 1976, cuando se aprestaba a participar en la represión durante la dictadura que daría el golpe de Estado casi dos meses después.
Derrotado, dejó la comisión directiva del club, aunque no abandonó su cargo de asesor adscripto a la presidencia de la AFA, como consta sucesivamente en las distintas memorias y balances de la asociación desde mediados de la década del ‘90 hasta 2009.
Ninguno de esos momentos de gloria deportiva o fracaso electoral le dieron la visibilidad que tuvo a nivel nacional a partir del 15 de junio de 2000. Fue cuando el entonces diputado peronista, Mario Das Neves, denunció al presidente de la AFA por la presunta violación de la Ley Penal Tributaria y el delito de administración fraudulenta. La causa 61.484 quedó radicada en el juzgado de Juan José Madhjoubian, quien más adelante sería destituido. El abogado que defendió a Grondona era Candioti. Logró su sobreseimiento definitivo y lo ayudó a zafar de una situación que lo mantuvo en jaque durante más de dos años.
En octubre de 2009 su nombre se perdió en los pliegues del fútbol. De las canchas pasó a los hipódromos, del turf a la clandestinidad y de un departamento frente a la playa de Pocitos a una celda desde la que espera ser extraditado a Buenos Aires.
No hay comentarios:
Publicar un comentario