AL TERMINAR DE DECLARAR POR LAS ACUSACIONES DE CORRUPCIÓN EN SU CONTRA, EL EX MANDATARIO BRASILEÑO BRINDÓ UN DISCURSO ANTE CIENTOS DE SEGUIDORES QUE LO ESPERABAN FUERA DEL TRIBUNAL EN CURITIBA
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva prestó declaración ayer en Curitiba durante unas cinco horas ante el juez anticorrupción Sergio Moro, a cargo de la causa Lava Jato, en un juicio que puede abortar sus pretensiones de volver al poder en 2018.
El interrogatorio del ex mandatario (2003-2010), de 71 años, empezó poco después de las 14:00 locales (17:00 GMT) y concluyó después de las 19:00.
La ciudad de Curitiba vivió una jornada de tensiones, con miles de partidarios de Lula en sus calles y un fuerte despliegue de seguridad. La audiencia se llevó a cabo a puertas cerradas pero su filmación ya fue liberada y compartida en YouTube.
Al salir del tribunal, Lula subió a un escenario y habló ante cientos de seguidores que llegaron a la ciudad para demostrar su lealtad. "Si no fuera por ustedes no soportaría lo que están haciendo conmigo", afirmó el ex mandatario. "Nunca antes en la historia de Brasil alguien ha sido tan perseguido como yo en los últimos años", agregó.
Respecto a su primer encuentro cara a cara con Sergio Moro, el juez que lleva adelante la investigación Lava Jato, contó que se negó a hablar de un intercambio de mensajes entre dos ejecutivos de la constructura OAS, sumergida en el escándalo Petrobras, sobre el triplex en San Pablo que presuntamente recibió el ex mandatario a cambio de "ventajas indebidas".
"No estoy obligado a responder sobre mensajes de dos personas ajenas a mí", dijo Lula en tono de irritación. "He venido aquí preparado para responder todo lo que pregunten y no para estar nervioso, si hay una cosa para la cual me preparé es para no ponerme nervioso", añadió.
En respuesta a la advertencia previa de Moro de que haría "preguntas difíciles", Lula comentó que "no hay preguntas difíciles, doctor, cuando alguien se dispone a contar la verdad".
El cofundador del Partido de los Trabajadores (PT) llegó al tribunal vestido con un traje oscuro y una corbata con los colores de Brasil. La policía vedó el acceso a las personas que no tuviesen que ver con el proceso, e incluso a los residentes de esta zona de Curitiba, denominada ya la "capital de la Operación Lava Jato", por el nombre de la investigación que desveló una red de sobornos pagados por constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones en la estatal Petrobras.
El juez Sergio Moro busca determinar si Lula es propietario de un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá que habría recibido de la constructora OAS a cambio de "ventajas indebidas". La sentencia debería conocerse en un plazo de 45 a 60 días, aunque algunos analistas apuntan que podría ser en apenas un mes.
El expediente, conocido como el "apartamento de Guarujá", es una de las cinco acusaciones que hasta el momento pesan contra Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción a la justicia.
De acuerdo con las leyes brasileñas, Lula no podría postularse a las elecciones de octubre de 2018 si una eventual condena es ratificada en segunda instancia. Este proceso suele demorar un año.
El ex mandatario niega todos los cargos y afirma que se trata de una persecución para impedirle volver al poder. Los sondeos dan a Lula ampliamente ganador, aunque también muestran que es uno de los políticos con mayores índices de rechazo.
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