Editorial
Por Alberto Carlos Bustos, director de Currín
La movida destituyente de los hijos de puta de siempre está empezando a molestarle al director de Currín, a quien haber cumplido 51 años parece haberlo puesto combativo y por fin lo hizo ponerse a escribir una nota.
no
te lo decimos más,
si
la tocan a Cristina
qué
quilombo se va a armar”
Es
lindo el cantito. Pegadizo, bien de tribuna, bien nacional y popular.
Pero
-ustedes saben, amigos, que casi siempre hay un pero- me pregunto si no habrá
llegado la hora de ir pensando seriamente en armar el tantas veces prometido
quilombo.
Porque
lamento informarles que a Cristina la están tocando. La vienen tocando hace
tiempo, pero ahora “la tocada” se está tornando insostenible.
Y
no digo de armar un quilombo de órdago, de salir a los tiros a matar
vendepatrias. No hablo de armar, como, diría Guido Sülleer, "un quilombo, un quilmbo un qui-lom-bo",
Digo
que si el presidente de Shell Argentina compra millones de dólares a un precio
superior al de mercado para perjudicar al país (no al Gobierno, AL PAIS),
probablemente, en vez de llamar al boicot contra Shell, en vez de pedir por las
redes sociales que “no compremos Shell”, a lo mejor hay que salir a bloquear la
refinería durante días o semanas, para que no puedan distribuir el combustible
y no pueden vender la nafta, con lo cual, no solo perjudicamos a Shell, sino
que también favorecemos a YPF, porque una parte de los que no puedan comprar
Shell, van a tener que comprar YPF.
Si
los supermercados no respetan el acuerdo de precios, si las cadenas de
electrodomésticos le sacan el precio a las cosas o se lo remarcan “por las
dudas”, no llamemos a no comprar en Frávega o en Garbarino. Hagamos piquetes en
la puerta de los locales y no permitamos que la gente entre a comprar.
De
la Suciedad Rural Argentina y del resto de los títeres de la Mesa de Enlace
agroterrorista (no “el campo”; porque “el campo” es otra cosa, no Etchevehere,
Buzzi y cía.) no voy a decir nada porque para esos no propondría piquetes sino
correctivos más drásticos y no quiero generar ni incitar a la violencia.
No
dejemos de cantar que “si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”.
Pero en vez de cantarlo en los actos oficiales, cantemos en la calle, mientras
armamos el quilombo.
Hay
que ganar la calle. Recuperar la calle que nos arrebató el cacerolaje golpista
y destituyente. Porque los
mismos 50 hijos de puta de siempre la están tocando a Cristina, nos están
tocando a todos y nosotros seguimos cantando en el Patio de las Palmeras.
Los
mismos que antes se servían de los milicos a los que ahora ya no pueden usar,
ahora se sirven de los Massa, de los Duhalde, de las Carrió, de los Macri y de
tanta lacra disfrazada de “institucionalidad”.
A
propósito de Macri, detalle al margen, me parece que si los más de 17 mil pibes
sin vacantes no pueden empezar las clases en aulas de colegio y no en cajones
metálicos de transporte de mercaderías, las clases no deberían empezar para nadie.
La Educación Pública es para todos o no es.
Pero
dejando al ex hijastro de Flavia Palmiero y volviendo al tema en cuestión, los mismos que antes se
parapetaban detrás de los tanques hoy en desuso, ahora se parapetan atrás del
dólar y de las corridas cambiarias.
Los
mismos que antes pergeñaban golpes militares, ahora pergeñan golpes económicos
o sociales.
“Porque
Néstor no se fue, lo llevo en el corazón; con la jefa los soldados de Perón”. Si
la jefa quiere escuchar los cantitos, hay un montón de videos en YouTube.
Entonces… ARMEMOS EL QUILOMBO DE UNA PUTA VEZ O NO CANTEMOS MAS Y CALLEMOS PARA SIEMPRE.
Entonces… ARMEMOS EL QUILOMBO DE UNA PUTA VEZ O NO CANTEMOS MAS Y CALLEMOS PARA SIEMPRE.
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