Se trataban de un proyecto que contemplaba instalar sillas para obesos en comercios de más de 50 m2 y el otro que prohibía la venta de anteojos en la vía pública.
El doblemente procesado jefe de Gobierno porteño, Mugrizio Macri, volvió a utilizar una práctica muy común en su gestión: su poder de vetar leyes aprobadas por la Legislatura. En esta oportunidad vetó dos leyes impulsadas por legisladores del PRO.
La medida, que se difundió a través de la publicación del Boletín Oficial de la ciudad de Buenos Aires, anunció que quedaron obsoletos los proyectos de instalar sillas para obesos en comercios de más de 50 metros cuadrados y la prohibición de venta de anteojos en la vía pública. Cabe remarcar que en seis años dio de baja 118 leyes sancionadas por la Legislatura.
La primera de ellas contemplaba las gafas correctoras, protectoras y/o filtrantes o solares, terapéuticas y todo elemento que tenga por fin interponerse en el campo visual para corregir sus vicios.
El argumento del hombre del PRO fue que esta ley “adolece de falta de certidumbre y especificación concreta del tipo legal exigible y su consecuente mecanismo de aplicación”.
Curiosamente, la otra ley vetada por Macri la había impulsado el legislador Daniel Lipovetzky, integrante del PRO. Dispone que todo establecimiento privado con atención al público y en todos los restaurantes, confiterías, bares, pubs de más de cincuenta metros cuadrados de superficie (que se encuentren en el ámbito de la Ciudad), deberán disponer de asientos que sean aptos para personas que padecen de obesidad, sin ser cobrarles extra por el espacio ocupado.
El motivo de este veto fue considerar que “la medida propuesta no resulta adecuadamente inclusiva” y que “es imprecisa al momento de definir qué establecimientos quedan alcanzados por la obligación, al no determinar con claridad si el parámetro de superficie mínima se aplica a todo establecimiento privado con atención al público o sólo a aquellos donde se desarrollen “actividades gastronómicas”.
El legislador y diputado del FPV Juan Cabandié remarcó que "lo más absurdo es que no sólo veta leyes para las que trabajaron y dedicaron su tiempo los legisladores, sino que el autor de la ley es un diputado del PRO".
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