El gobierno porteño habla de puesta en valor. Se trata de rodear al parque, junto con otras obras que demandarán una inversión de $ 20 millones. Los asambleístas destacan que los artistas populares necesitan un espacio abierto.
El ministro Diego Santilli anunció la "puesta en valor" del Parque. |
La Dirección General del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires lo dice bien claro en su sitio web: “se considera vital la articulación con la población usuaria, constituida por diversos actores, reconocidos como sujetos partícipes del proceso de planificación y de la toma de decisiones, no solamente como destinatarios del Plan”.
Sin embargo, ninguno de los integrantes de la asamblea del Parque Lezama fue consultado acerca del enrejamiento anunciado por el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli.
En dicha cartera no han brindado información a la prensa y, en consecuencia, sólo se sabe lo anunciado por el propio ministro el pasado miércoles, en un acto realizado en la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad.
El gobierno porteño llama “plan de puesta en valor” al enrejamiento de los 80 mil metros cuadrados del Parque, además de un conjunto de obras por las que se invertirán cerca de 20 millones de pesos. Obras que servirán para paliar décadas de abandono. En ese lapso de tiempo deben contarse también los últimos seis años de gestión macrista, en los que no sólo no se arregló ni siquiera un banco sino que se retiró la guardia policial que deambulaba los caminos con carritos.
Durante la recorrida nuestros amigos del diario Tiempo Argentino hicieron junto a Maricel y Eva, dos de las asambleístas, observaron sólo un efectivo policial y de la Federal. La Metropolitana está apostada desde hace unas semanas a algunas cuadras del parque, pero para operativos de control automotor. También hay un obrador con dos containers devenidos en oficinas aunque todavía no dieron señales activas.
El parque muestra áreas extensas despobladas de pasto, piezas de material reemplazadas con madera y asfaltos deteriorados y levantados por las raíces de los árboles. Los monumentos están pintados con aerosol y también tienen piezas faltantes. La inseguridad ya sirvió como pretexto para que se vallaran 86 espacios públicos en la Ciudad. En todos ellos, la flamante fuerza comunal dijo presente sólo luego del encierro. Sin embargo, la propia historia del Parque Lezama indica que no siempre las rejas fueron sinónimo de seguridad.
El predio estuvo cerrado hasta la década del ’30 (ver foto)y según los vecinos más antiguos del barrio, eran frecuentes los robos en la zona perimetral. Los ladrones aprovechaban el cerco para huir con el botín y perderse entre los caminos.
Según Santilli, la comuna buscará recrear los viejos portones del parque y restaurar los monumentos. Entre ellos, una loba de origen romano, el Monumento a la Cordialidad Internacional y el del conquistador Pedro de Mendoza. El plan también prevé recuperar los senderos (similares a los de los parques parisinos), los bancos y los baños.
El diario La Nazión publicó en su edición del pasado 7 de enero un artículo sobre el “plan para reciclar el parque”. La nota cuenta que la reja perimetral debía estar instalada desde diciembre y que en la primera etapa también debían estar listos los monumentos y las obras de arte. Y da cuenta de una promesa hecha por Diego Santilli: "Se necesitaba un dictamen de aprobación de (la Dirección General de) Casco Histórico y esa aprobación demoró; eso retrasó el inicio de la obra. Ya se encuentra licitada y el inicio será en febrero".
“Es un lugar público y estamos en contra de que haya controles en el acceso, sobre todo por la cantidad de actividades culturales que allí se hacen. Cualquier día de la semana y a cualquier hora hay músicos y artistas. En los lugares que ya están cerrados eso se restringe un montón”, dice Diego, que es músico de la peña Los Kumpitas que se realiza todos los jueves a la tarde. Es uno de los cientos de artistas, profesores de educación física, artesanos y feriantes que utilizan el parque. También es uno de los tantos vecinos que se reúnen en asamblea todos los sábados a las 18 horas a la espera de una consulta popular que sirva para solucionar un problema que los desvela tanto como a los funcionarios porteños: el estado del parque que usaron durante toda su vida.
Vamos a ver si cuando empiecen a caer en cana, los funcionarios del PRO siguen teniendo esa pasión irrefrenable por las rejas.
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