La vicedirectora de la escuela "Dean Diego Estanislao de Zavaleta" sostuvo que en el establecimiento hay peligro de derrumbe, falta de agua, de electricidad y problemas cloacales. "Tenemos jornada completa con servicio de comedor por lo que es fundamental para los padres porque trabajan y necesitan dejar a sus hijos seguros", destacó la docente.
Los alumnos de la escuela número 10 del barrio porteño de Barracas no pudieron iniciar ayer las clases por "peligro de derrumbe, falta de agua, de electricidad, de auxiliares y problemas cloacales", aseguraron fuentes del establecimiento.
"No es que decidimos no iniciar las clases, sino que no hay agua y no hay luz, la bomba de agua no cargó los tanques y hay lugares donde es imprescindible que haya luz para brindar clases", explicó a Télam Delia Castro, la vicedirectora de la escuela "Dean Diego Estanislao de Zavaleta".
Además, contó que "desde el gran viento que hubo la semana santa del año pasado, se voló todo el techo y los arreglos que hicieron no sirven, porque cada vez que llueve se mete el agua en el comedor y en varias salas, al punto que no han colocado la instalación eléctrica porque salta la térmica permanentemente".
La docente le reclamó al gobierno porteño que si bien "hemos recibido gente para informarle directamente a los especialistas sobre cuáles son las problemáticas que está padeciendo la escuela, esperemos que no sea pasajero, que no sea un arreglo del momento".
"Esta escuela es de jornada completa con servicio de comedor por lo que es fundamental para los padres porque trabajan y necesitan dejar a sus hijos seguros", destacó Castro, e indicó que "a las 17 funciona el CENS 75 que tiene una población bastante importante y un jardín maternal, que son los más perjudicados".
En tanto, los padres de la escuela ubicada en la calle Iguazú 1110 del barrio de Nueva Pompeya de la Ciudad de Buenos Aires realizaron un corte a las 8 de la mañana en la intersección de Amancio Alcorta y Perito Moreno en protesta de la falta de solución a los problemas que sufre el colegio.
¿Por qué será que no nos sorprende? En el PRO, la educación pública no es bienvenida.
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