"El Estado social de derecho no puede ser desmantelado, sobre todo el derecho fundamental del trabajo", dijo el pontífice, quien advirtió que "esto no puede ser considerado una variable dependiente de los mercados financieros o monetarios".
Francisco cuestionó ayer a los "bancos de especulación" y pidió que "no se desmantele" el Estado social de derecho, durante una audiencia a los participantes de la asamblea plenaria del consejo pontificio Justicia y Paz.
El sumo pontífice alertó sobre el problema que surge del "desequilibrio" persistente "entre los sectores económicos, la remuneración, los bancos comerciales, los bancos de especulación, las instituciones y los problemas globales".
"Por una parte, hacen falta reformas profundas, que prevean la redistribución de la riqueza y la universalización de los mercados libres al servicio de las familias y por otra la redistribución de la soberanía, tanto en ámbito nacional como en el supranacional'', resaltó.
En ese marco, al referirse a los principales aspectos del sistema económico actual, el Papa destacó la necesidad de "una economía y un mercado que no excluya y que sea justo''.
"El Estado social de derecho no puede ser desmantelado, sobre todo el derecho fundamental del trabajo", dijo el pontífice, quien advirtió de que "esto no puede ser considerado una variable dependiente de los mercados financieros o monetarios".
"Es un bien fundamental para la dignidad de las personas, para la formación de una familia y la realización del bien común y de la paz", remarcó.
En su discurso, Francisco manifestó que "la instrucción y el trabajo, el acceso al bienestar social para todos son los elementos claves para el desarrollo y la justa distribución de los bienes y para alcanzar la justicia social".
También se refirió a la globalización que, aunque consideró positiva en muchos aspectos, "ha aumentado notablemente la riqueza acumulada por varios Estados y ha agravado la diferencia entre varios grupos sociales creando desigualdad y nueva pobreza también en los países considerados mas ricos".
El Sumo Pontífice reiteró sus críticas al actual sistema económico y añadió que uno de sus principales aspectos negativos es "la explotación del desequilibrio internacional en el coste del trabajo que pesa sobre miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día". Por ello, pidió crear "mecanismos de tutela del trabajo y del medioambiente ante la creciente ideología consumista".
Para el papa, los tres instrumentos que hay que tener en consideración para la inclusión social son la educación, el acceso a la asistencia sanitaria y el empleo.
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