El funeral por el nazi Erich Priekbe, fallecido el pasado día 11 en Roma, se celebró ayer en medio de agresiones de manifestantes que rechazaban el entierro del ex agente nazi.
El funeral, que se desarrolló con la liturgia vigente hasta el Concilio Vaticano II (íntegramente en latín y con el oficiante de espaldas a los fieles), se celebró en el Instituto San Pío X en Albano Laziale, la primera sede de la Fraternidad San Pío X establecida en Italia y fue oficiado por el padre Pierpaolo Petrucci.
El funeral, que se desarrolló con la liturgia vigente hasta el Concilio Vaticano II (íntegramente en latín y con el oficiante de espaldas a los fieles), se celebró en el Instituto San Pío X en Albano Laziale, la primera sede de la Fraternidad San Pío X establecida en Italia y fue oficiado por el padre Pierpaolo Petrucci.
Sin embargo, el carro fúnebre con los restos del criminal llegó a la localidad de Albano, fue atacado a patadas y golpes por manifestantes.
La muerte de Priebke a los 100 años en Roma había creado un estado de confusión en Italia sobre qué hacer con sus restos.
El alcalde de Albano Laziale, Nicola Marini, se pronunció en contra de que el ex oficial nazi reciba el último adiós en su localidad.
Priebke fue uno de los responsables de la muerte de 335 italianos y 75 judíos, que fueron fusilados por los nazis en las Fosas Ardeatinas el 24 de marzo de 1944 en represalia por la muerte, el día anterior, de 33 soldados alemanes en un atentado de los partisanos en la romana Via Rasella.
Finalizada la II Guerra Mundial, Priebke fue internado en un campo británico de prisioneros de guerra, del que escapó en 1946 para huir a Argentina.
En nuestro país permaneció hasta ser descubierto en 1994, lo que supuso su extradición a Italia, donde permanecía en arresto domiciliario.
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