La Cámara baja aprobó por unanimidad el régimen de contrato de trabajo por el cual se reconoce, entre otras cosas, la extensión de las jornadas laborales, las licencias y las indemnizaciones para el sector.
La noticia, en realidad, es del miércoles por la tarde, pero quedó relegada por el fárrago de informaciones que provenían del Vaticano, a raíz de la elección del cardenal Jorge Bergoglio como nuevo Papa.
Con la presencia en el recinto del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el plenario de la Cámara baja aprobó, por unanimidad, con 206 votos afirmativos, el proyecto que en marzo del 2010 había enviado el Poder Ejecutivo al Parlamento.
Con la presencia en el recinto del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el plenario de la Cámara baja aprobó, por unanimidad, con 206 votos afirmativos, el proyecto que en marzo del 2010 había enviado el Poder Ejecutivo al Parlamento.
La nueva legislación, aprobada tras más de dos horas de discursos, reemplaza al marco normativo actual dictado en 1956 mediante un decreto-ley de la dictadura que por aquel entonces encabezaba Pedro Eugenio Aramburu.
Como miembro informante del proyecto, el presidente de la comisión de Legislación del Trabajo, Héctor Recalde (Frente para la Victoria) señaló que “no tiene sentido común ni jurídico que trabajadores de casas no tengan mismos derechos que otros trabajadores, con las característica propias del trabajo del que se trata”.
“Estamos votando el régimen de las relaciones de las trabajadoras de este sector, dicho sin eufemismos, porque la realidad indica que el 95 o 96 por ciento son mujeres, por lo que también es una cuestión de género lo que estamos haciendo”, enfatizó.
Para el diputado kirchnerista “es oprobioso que en el siglo XXI escuchemos a algunos personajes hablar de sirvientas o ciervas; por eso hay que avanzar en principios de inclusión y de justicia social”.
“Esta ley también tiene que ver con la Patria Grande, porque muchas de las trabajadoras son argentinas, pero muchas son de otros países de esta gran Patria sudamericana”, concluyó.
En nombre del bloque radical, Miguel Giubergia, consideró que “era una obligación el tratar el tema, era un reclamo de la Organización Internacional del Trabajo a la Argentina” y dijo que “después de 60 años del decreto de la dictadura, nosotros entendemos que es necesario dar este marco legal”.
Para la diputada socialista Alicia Ciciliani es de “enorme importancia la sanción de esta ley, no sólo para las mujeres sino para visibilizar el trabajo en las casas particulares".
Alfonso Prat Gay, de la Coalición Cínica dijo que “es un proyecto que viene a saldar una vieja deuda” y consideró que la sanción de la iniciativa “termina con un concepto de trabajadores de primera y de segunda”.
La voz del bloque Frente Peronista la llevó José Pérez, quien reseñó que “esta ley tiene que ver con el trabajo cotidiano de la vida hogareña, de mujeres que ayudan a las madres a cuidar a sus hijos, entre otras cosas” y remarcó que “no hay nada más importante que avanzar en los derechos del trabajador”.
Para el diputado de Unión Peronista y ex ministro de Trabajo bonaerense, Roberto Mouillerón, la sanción de esta ley “es lo mas importante en materia laboral de los últimos tres años”.
En el cierre del debate, el titular del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi expresó que “hoy estamos rindiendo un homenaje a todas las mujeres, en la cabeza de cada una de las mujeres trabajadoras, con la aprobación de este proyecto enviado por la Presidenta en marzo del 2010”.
“Sentimos hoy el mismo orgullo que tuvimos cuando se sancionó el estatuto del peón rural, cuando se anunció la implementación de la Asignación Universal por Hijo o cuando se aprobó el matrimonio igualitario, y también otras iniciativas que ampliaron derechos”, enfatizó.
La sesión fue seguida desde los palcos por trabajadoras y por el titular de la Confederación General del Trabajo, Antonio Caló.
Para lograr la aprobación del proyecto, la Cámara baja resignó el texto que había votado en abril de 2011 y dio lugar a las modificaciones realizadas por el Senado en noviembre pasado.
El proyecto aprobado hoy establece una jornada de trabajo que no puede pasar las 8 horas diarias o 48 semanales; y precisa que si el empleador se excede deberá pagar horas extras.
El reposo nocturno de los trabajadores de casas particulares debe ser, como mínimo, de nueve horas consecutivas, mientras que se impone otro descanso de tres horas al mediodía, que incluye el horario del almuerzo.
El descanso semanal será de, al menos, 35 horas, en tanto el sábado el final de la jornada será a las 13, mientras que el domingo no será laborable.
Sobre las vacaciones estipula que a partir de los 6 meses de antigüedad, las mismas serán de 14 días corridos; de 21 días después de los 5 años, de 28 después de los 10 años y de 35 después de los 20 años de trabajo.
Para el personal sin retiro y durante el período de vacaciones, las prestaciones de habitación y manutención a cargo del empleador deben ser pagadas en, por lo menos, un 30 por ciento del salario diario percibido por la empleada.
Además, se prohíbe el trabajo doméstico a menores de 16 años y se incluye la obligación por parte del empleador de contratar a favor del personal un seguro por riesgos de trabajo.
Más ampliación de derechos, aunque se espante y se horrorice alguna señora paqueta de Barrio Norte o Recoleta. Y esta vez, bueno es reconocerlo, por unanimidad, con el apoyo todos los bloques parlamentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario