Es para la construcción del Centro Cívico en Barracas. La demolición de ese sector comenzó en marzo, sin previo aviso. Denuncian que “es un atropello a los enfermos mentales de nuestra ciudad".
Si bien la falta de gas es el principal problema que sufre el Borda, no es el único. Para edificar el futuro Centro Cívico, el gobierno de Mugrizio Macri planea destruir el área de rehabilitación de la institución.
Los trabajos de demolición de ese sector comenzaron en el mes de marzo, sin previo aviso y por las presiones debieron frenarlo. Sin embargo ahora retomaron la actividad y ya hay denuncias públicas.
La diputada por el Partido Socialista Auténtico, Virginia González Gass, quien preside la Comisión de Salud Mental, dijo que “es un atropello a los enfermos mentales de nuestra ciudad: el Borda cumple una función social, allí van los pacientes con escasos recursos, no hay política en este sentido. A Macri no le importa esta gente por eso embiste y va con las topadoras”.
La demolición del área en cuestión tiene por objetivo concretar la construcción del Centro Cívico en Barracas que para ello, el Gobierno porteño piensa vender el Edificio del Plata en al menos 60 millones de dólares.
“Ya están empezando a desalojar a la gente de ahí y ya anularon la participación de los pacientes que trabajan ahí, y que cobraban un peculio de 200 pesos. Llegaron a participar unos 50 pacientes, ahora son 20”, expresó la psicóloga Luciana Burotto, según publicó Tiempo Argentino. Ella es una de las coordinadoras del taller Pan del Borda, que debió mudarse del subsuelo de la cocina, donde funcionó históricamente, porque allí también comenzaron a actuar las topadoras.
Las organizaciones Pan del Borda, Cooperanza, Frente de Artistas del Borda, Hagamos algo ya y Radio La Colifata hablan “de un proceso de desmantelamiento sistemático de la institución” y aseguran que desde el anuncio del cierre del hospital, en 2008, disminuyó la cantidad de personas internadas.
No sabemos a usted, amigo lector; pero a nosotros ya se nos están acabando los insultos para el alcalde porteño y su runfla de vagos neoliberales. Podríamos decir que Macri es un sorete, pero enseguida nos preguntamos qué culpa tienen los soretes.
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