HABLAN TODAS LAS SEMANAS Y EL JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO CONSULTA A LA TULLIDA VICEPRESIDENTA POR TEMAS SOCIALES. ELLA LO INVITÓ A SU CUMPLEAÑOS.
Horacio Rodríguez Larrata tiene una asesora impensada: Gabriela Michetti, el otro polo de la rivalidad más grande en la breve historia del PRO.
Nadie en el partido que inventó Mugrizio Macri podía pensar el año pasado una alianza semejante, cuando el jefe de gobierno y la vicepresidenta se disputaban la Ciudad e intercambiaban denuncias por lo bajo.
La dinámica de la política llevó a que los enemigos históricos del PRO dejaran en el olvido sus diferencias y se convirtieran en socios.
A mediados de mayo el jefe de Gobierno porteño invitó a comer a Michetti por primera vez desde que la derrotó en las internas porteñas. La ex senadora asistió junto a su novio Juan Tonelli e incluso tuvo en brazos a la beba del jefe de gobierno y Bárbara Diez, Serena Vida.
Días después de ese encuentro, Michetti devolvió la gentileza y lo invitó a Larrata a su cumpleaños número 51, que festejó el 29 de mayo ya que la campaña del año pasado le impidió festejar los 50.
A la fiesta, realizada en un coqueto salón de Recoleta y dividida en pequeños livigns, asistieron varios ministros del régimen macrifascista como Rogelio Frigerio, Jorge Triaca, Carolina Stanley, Jorge Lemus, además de Marcos Peña, Nicolás Massot, Federico Pinedo, Hernán Lombardi, Guillermo Montenegro y figuras muy cercanas a Larrata como Mario Quintana y Soledad Acuña, la ministra de Educación que asistió junto a Diego Kravetz.
Luego de firmar la paz, Larrata consulta a Michetti todas las semanas sobre temas de la ciudad de Buenos Aires. Es que el responsable político de la muerte del Dr. Favaloro le aseguró a su ex enemiga que planea ejecutar el plan social que había prometido la ahora vicepresidenta.
Sucede que Larrata no quiere que se lo recuerde como el hombre de los metrobuses y las obras duras, sino por ser el jefe de Gobierno que hizo más transformaciones sociales en la Ciudad. Por ese motivo, lanzó un programa para urbanizar todas las villas e integrarlas al tejido urbano.
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