Editorial - Por Soledad Sganga
Claramente gracias a cierto sector del Poder Judicial, la justicia se encuentra confusa y contradictoria.
Mientras por un lado, somos ejemplo ante el mundo, por los juicios que se están llevando a cabo, en relación a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar. Asesinos que están siendo juzgados y ejerciendo su pleno derecho ala defensa.
Nuestro país es el único en el mundo, que juzga a éstos asesinos, argentinos, en su propio país. Tanto es así que los crímenes del franquismo no están siendo investigados ni juzgados en España sino en Argentina.
En menos de dos días, la poca dignidad, si es que le quedaba, a cierto sector del Poder Judicial, quedo totalmente desintegrada.
Por un lado, el allanamiento por parte del Juez Bonadio, ya apartado de la causa Hotesur por supuesto lavado de dinero, acompañado por 54 efectivos de la Policía Metropolinazi, que sólo tiene jurisdicción en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y tiene presencia en dos comunas.
Cuesta creer que fue un procedimiento que falló por un error de cálculos. No es posible que un juez desconozca que consecuencias puede traer no sólo a la causa que está llevando adelante sino a él mismo, al llevar a miembros de una fuerza municipal, a realizar un allanamiento. Abundan las irregularidades, sacando cualquier subjetividad de lado.
El Poder Judicial, en éste caso en particular el Juez Bonadio para realizar el allanamiento contaba con tres fuerzas federales para realizar el allanamiento, y en base a eso sólo debía solicitar los fondos pertinentes al poder al cual pertenece. No lo hizo, no solo que esos fondos no salieron del Poder Judicial sino que provienen del erario público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es decir, fondos que no corresponden, agentes de una policía que no puede actuar fuera de su jurisdicción. Porque lo que se está investigando es la existencia o no de un delito federal.
Gracias a ésta maniobra, al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a quien se le ratificó el procesamiento de escuchas ilegales a través también de la Policía Metropolitana, se le está pidiendo las explicaciones correspondientes acerca del uso de fondos públicos, al menos $ 450.000, sólo en concepto de viáticos, para maniobras judiciales que no le competen.
Es decir que un juez que tiene 9 pedidos de juicio político, un Jefe de Gobierno procesado por espionaje, no se si por no medir consecuencias, por confiarse de su impunidad, hicieron que una causa, claramente y políticamente opositora al gobierno ac-tual, de desintegrara. Un juez desplazado de la causa y un precandidato a presidente en el ojo de la opinión pública.
Con horas de diferencia, la justicia realiza un allanamiento preventivo en la casa del periodista Víctor Hugo Morales, por una causa que lleva más de 10 años, realizada por el grupo Clarín. El motivo: la transmisión parte de un partido de fútbol, el cual sólo podían verlo aquellas personas que pagaban las transmisiones o canales codificados.
No sólo éste hecho significa un avasallamiento a la privacidad de una persona sino también, un “correctivo” o hasta una amenaza. Es de público conocimiento la pelea entre el periodista y el grupo.
¿Con qué fin? ¿Posible insolvencia en caso de perder el juicio? ¿peligro de fuga? Por la transmisión de parte de un partido, el cual se veía en las pantallas de fondo del programa que Víctor Hugo conducía, ni siquiera fue una transmisión deliberada.
¿Una demostración de poder, de lo que son capaces de hacer o de lo que le puede llegar a pasar a cualquiera que se anime a tocar el más mínimo de sus intereses económicos?
Y por último, hoy nos venimos a enterar, que a punto de cumplirse 21 años del atentado a la AMIA, falta un cuerpo; causa por la cual, se destruyeron pruebas, se encuentran procesados funcionarios del poder judicial, el mismo juez que llevaba la causa y el presidente de ese entonces. Causa que fue viciada por donde se pudo. Causa por la cual el fiscal Nisman, presentó una denuncia basada en una supuesta investiga-ción paralela, a la que venía llevando e informando al juez de la causa. Esa denuncia que fue desestimada tres veces.
¿Será exceso de impunidad acumulada durante tantos años o maniobras desespe-radas que de tan desesperadas dejan sin ver más allá a los que las llevan a cabo?
Justicia para la justicia, porque en menos de dos días un puñado de personas, tanto del poder político como del poder judicial, se han encargado, burdamente en pisotear y herir.
Esos mismos que han marchado con pancartas pidiéndole a la propia Justicia, Justicia, primero debajo de paraguas y hace poco por Cabral. Esos mismos son los que hoy hacen que muchos pidamos Justicia no ya por una causa o por una persona. Pedimos Justicia para la Justicia.
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