Cuando existen fuertes convicciones, se pueden avanzar en la búsqueda del bien común a pesar de la oposición de las corporaciones.
Estatización AFJP, Matrimonio
Igualitario, Ley de Medios, descolgar el cuadro de Videla, resolución 125,
nacionalización YPF, quita deuda externa, modificación Consejo
Magistratura, congelamiento tarifas de
servicio públicos, fin del Alca en Cumbre de las Américas de Mar del Plata, decisión
de asistir al tedeum en distintos lugares del país cambiando el criterio de
hacerlo solo en la Catedral de Buenos Aires, regular la compra/venta de
divisas, derogación de las leyes de impunidad, anulación de la designación del
Obispo Baseotto en la Vicaría Castrense, transmisión gratuita del futbol por TV,
política administrada de importaciones, rescisión del contrato compraventa del predio
ferial con Sociedad Rural, democratización del Poder Judicial, tratado con Irán
para avanzar en esclarecimiento del atentado a la Amia, etc.
Los mencionados son solo algunos
ejemplos de cómo desde las convicciones políticas y a pesar de la oposición de
fuertes corporaciones se puede avanzar
en la búsqueda del bien común.
En la inmensa mayoría de las decisiones
mencionadas hubo sectores abroquelados en poderosos grupos de presión que sintiéndose
afectados reaccionaron. Lo hicieron de distintas manera. Desde el habitual
boicot económico con la actitud ladina de quien arroja la piedra escondiendo la
mano, hasta importantes movilizaciones expresivas de quienes corporativamente
se sentían perjudicados en sus intereses, pasando por toda la gama imaginable
de mecanismos de obstrucción en la que los opositores jugaron un rol importante
como instrumento de esos intereses. En
general siempre contaron con el apoyo de los medios periodísticos más
importantes y de los oportunistas de siempre atentos en intentar hacer realidad
aquello de “a río revuelto ganancia de pescador”.
Resumiendo: en todas se tuvo cuanto
menos alguna poderosa corporación nacional y/o internacional en contra. En
todas además contaron con el respaldo de los medios de comunicación de mayor
penetración.
Más allá de lo que pensemos de cada uno
de los ejemplos citados, en esta disputa está el corazón del triunfo en esta etapa.
La contienda puso en evidencia que con
voluntad y decisión la política es la única herramienta que nos facilita la
democracia para luchar por los intereses generales. Pudimos demostrar que es
posible hacerlo y que la sociedad acompaña cuando percibe que la pelea vale la
pena llevarla adelante.
Lo hicimos con el apoyo de la mayoría.
Así fue como pudimos en las tres
elecciones presidenciales de esta década repetir lo que en el siglo pasado solo
había alcanzado Perón, quien en las tres oportunidades que resultó electo siempre
se superó asimismo en porcentaje y cantidad de sufragios.
Con relación a quienes compartimos el
proyecto nos demuestra que el camino es el de la profundización del modelo,
sabiendo que en la medida que avancemos mayor será la resistencia. Como decía
Jauretche: “ganar derechos genera alegría, perder privilegios provoca odio”.
Respecto a los opositores deberían
aprender que les ha ido mal haciendo seguidismo de las corporaciones. Incluso en las próximas elecciones les tocará
padecer su “ingratitud”. Tendrán que soportar que esas corporaciones los
consideren descartables en función a que en esta coyuntura la confrontación con
el oficialismo lo harán a través de otro dirigente.
Estaría bueno que aprendieran la lección. En tal
caso la política se fortalecería en beneficio del bien común.
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