Desde fines de este año e inicios de 2014, Francisco se pondrá al frente de un plan para comprometer a los gobiernos en la iniciativa. Buscará que los Estados luchen activamente contra problemáticas del empleo como la reducción a la servidumbre y la explotación infantil. Retoma una idea de cuando era arzobispo porteño. Para Recalde, es "una noticia fantástica".

La iniciativa coincidirá con su presencia como principal expositor de la 103° Conferencia Internacional del Trabajo, que cada año organiza la OIT en Ginebra, a la que fue especialmente invitado por el director de la entidad, el británico Guy Ryder.
La idea de Francisco, según contó a invitados argentinos que lo visitaron en su residencia de Santa Marta, es retomar una iniciativa que había pensado en 2000, cuando era arzobispo porteño: el inicio de una cruzada, a escala planetaria, por la globalización de los derechos del trabajo.
La campaña de sensibilización de la opinión pública, pero sobre todo de los gobernantes y de las empresas más importantes del mundo sobre la gravedad de la situación del trabajo, tiene un antecedente algo fallido. En 2000, declarado año del Jubileo por Juan Pablo II (una declaración que, según el derecho canónico de la Iglesia Católica, busca obtener la indulgencia de los pecados), un grupo de laicos argentinos –algunos de ellos abogados laboralistas– se acercó a Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, para proponerle que el Vaticano, ante los efectos sociales que estaba produciendo la globalización financiera, iniciara una campaña por la globalización de los derechos del trabajo.

El documento que había redactado el grupo de laicos argentinos quedó archivado, en búsqueda de una mejor oportunidad. El texto llevaba por título "El trabajo, rehén del mercado" y retomaba críticas al fundamentalismo del libremercado planteadas en la encíclica Populorum Progressio de 1967.
La semana pasada, luego de 13 años, Francisco comentó a uno de sus visitantes argentinos –el abogado Eduardo Valdés, ligado al peronismo porteño– que tras su viaje a Brasil para encabezar las Jornadas Mundiales de la Juventud (en Río de Janeiro, entre el 23 y el 28 de este mes) reimpulsará en persona aquella campaña por la globalización de los derechos del trabajo y la condena de toda forma de explotación. "El Papa me planteó que tiene en mente bregar por la globalización de los derechos laborales, que es uno de sus objetivos para el corto plazo. Le angustian mucho los números de desempleo juvenil que hay en Europa", señaló el propio Valdés, quien se encuentra de visita por Roma.
El compromiso con la idea de instalar en todo el mundo un "piso" de derechos laborales mínimos, con mecanismos que incluyan condenas y sanciones efectivas para las naciones y las empresas que no los respeten, es una propuesta que viene circulando desde hace tiempo entre los organismos multilaterales y los especialistas en legislación laboral comparada. El propio Francisco, incluso, ya dio señales de que la cuestión del trabajo estará entre sus prioridades. "Cuando una sociedad está organizada de modo tal que no todos tienen la posibilidad de trabajar, esa sociedad no es justa", advirtió en la misa que celebró el último 1° de Mayo. En esa misma homilía, exhortó a los gobernantes a "hacer un esfuerzo para crear empleo" y llamó a combatir el "trabajo esclavo". Con esa realidad se encontrará, por ejemplo, en su próxima gira por Asia y África, prevista para 2014.
La decisión de Francisco de convertirse en un protagonista central de la campaña por el trabajo digno, por el trabajo decente, ya está generando expectativas en funcionarios, dirigentes sindicales y abogados laboralistas de la Argentina.

El diputado recordó el rol que tuvieron la presidenta Cristina Fernández y el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva en la cumbre de líderes del G-20, donde reclamaron que se incorporara el mundo laboral –empezando por la propia OIT– a esas reuniones de jefes de Estado. "Lo que se propone el Papa está en línea con lo que hicieron Cristina y Lula hace tres años en el G-20. Y también con lo que decía Perón sobre universalizar los derechos. Mahatma Gandhi solía hablar de la avidez de los dueños de la tierra. Ahora hay que ponerle límites a la avidez del lucro y la tasa de ganancia", exhortó Recalde.
La convocatoria a establecer parámetros de mínima en materia de legislación laboral, que deban ser respetados en todo el mundo, parece desafiar la propia naturaleza del capitalismo global, con empresas trasnacionales que buscan oportunidades en zonas de mayor "competitividad", un eufemismo que muchas veces enmascara salarios baratos o explotación lisa y llana. Esa dificultad se suma a otra cuestión: hay zonas del mundo (Europa, EE UU y Canadá, el Cono Sur de Sudamérica) que tienen un umbral de derechos laborales y protección social mucho mayor que otras. ¿Cómo evitar que la campaña por establecer "pisos mínimos" implique un descenso de los derechos conquistados en algunas naciones del mundo?
Esa es una de las observaciones que hace la mayoría de los especialistas en legislación laboral de la Argentina, como Recalde y hasta el propio ministro de Trabajo, Carlos Tomada. "Para la OIT hay varios conceptos fundamentales: el salario, el diálogo social, la seguridad social y el trabajo decente. Argentina, desde la derogación de la Ley Banelco y la sanción de la Ley 25.877, es el primer país de América Latina que coloca en su legislación el concepto de trabajo decente como eje de las políticas laborales. Y con tres realidades, el trabajo decente, la protección social (por medio de la Asignación Universal, las pensiones no contributivas, etcétera) y el salario mínimo, estamos a la avanzada en el principio de que tiene que haber una base mínima de respeto a los derechos laborales", señaló Tomada y concluyó: "Por todo eso, la Argentina es uno de los países más celebrados y reconocidos por la OIT, que es el organismo que más ha trabajado por la mundialización de un piso de derechos".

Con el mismo respeto, le recordamos que su amigo Venegas -mediante la connivencia/sociedad con las patronales agroterroristas-, es uno de principales responsables del trabajo esclavo en Argentina.
El trabajo rural -a cuyos trabajadores nuclea el gremio del cual Venegas es titular- es el que registra el mayor porcentaje de trabajo en negro en el país y, junto con el rubro textil, es aquél en el que más casos de trabajo esclavo se han detectado.
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