lunes, 1 de abril de 2013

El radicalismo homenajeó a Raúl Alfonsín, a cuatro años de su muerte

Militantes de la UCR y seguidores del ex presidente se reunieron ayer a la mañana en el Cementerio de La Recoleta, donde conmemoraron la figura del histórico líder fallecido el 31 de marzo de 2009.
 
Además, recordaron el 26 aniversario del levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987, capítulo destacado de la historia reciente que, según pidió Alfonsinito, tiene que servir para "demostrar que aprendimos del ejemplo" para darle "más vida a la democracia de todos".
 
Al homenaje asistió el hijo bobo del ex presidente, quien aseguró que "en un día como hoy, tal vez lo que más deberíamos destacar de Raúl Alfonsín, es su permanente esfuerzo por el diálogo y la búsqueda de consenso esenciales entre los argentinos".
 
Acompañado por Hipólito Solari Yrigoyen, militantes y seguidores, Alfonsinito llamó a que "la dirigencia política se abstenga de incurrir en comportamientos que alejen la posibilidad de lograr esfuerzos mancomunados".
 
"Hay que recuperar la ejemplaridad. Solo así resultará creíble y fructífera la convocatoria a la solidaridad para avanzar en la construcción de una sociedad más justa", expresó.
 
En el acto también se recordaron los hechos ocurridos en la Semana Santa de 1987, cuando oficiales del Ejército comandados por Aldo Rico, concretaron el levantamiento carapintada al considerar que la Ley de Punto Final "no era suficiente".
 
Lo cierto es que Alfonsín, en medio de una democracia que aún dejaba ver huellas de la sangrienta dictadura, intentó llevar adelante una serie de medidas para contener el descontento en las Fuerzas Armadas, que incluyeron en 1986 su intervención personal para que el Congreso sancionara la Ley de Punto Final, que imponía un plazo de 60 días para procesar a acusados de delitos de lesa humanidad.
 
Sin embargo, aquella Ley estaba lejos de conformar y estalló la rebelión, aunque millones de argentinos salieron a las calles a condenar el hecho y manifestar su apoyo al gobierno constitucional, actitud a la que se sumaría hasta la central de trabajadores, con un paro de apoyo.
 
Casi sin apoyo de fuerza leales, Alfonsín temió un derramamiento de sangre y optó por concurrir el 30 de abril a Campo de Mayo y, horas después, formuló el histórico discurso ante la multitud reunida en la Plaza y aquel saludo de "¡Felices Pascuas, la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina!", tras dar la garantía de que no habría nuevos juicios contra militares por violación de derechos humanos, a través de una futura Ley de Obediencia Debida.
 
A 26 años de aquel episodio, su hijo Ricardito expresó ayer en La Recoleta que "no hay democracia perdurable sin ciudadanos democráticos y activos" y reafirmó que "sin participación no hay libertad".
 
A la vez, al destacar las enseñanzas de su padre como presidente, afirmó que aprendimos "que no hay democracia fuerte sin diálogo y que los gobiernos son los primeros responsables de hacerlo posible", también que "no hay democracia en serio donde reinan la desigualdad y las injusticias, porque sin solidaridad social no hay igualdad".
 
En el cierre del acto, los militantes depositaron flores a los pies de la tumba de Alfonsín, que falleció hace 4 años a los 82 años, a consecuencia de un cáncer de pulmón.
 
Su última visita a la Casa Rosada la concretó el 1 de octubre de 2008, cuando la presidenta Cristina Kirchner y el ex presidente Néstor Kirchner lo recibieron en ocasión de inaugurar su busto en la Sala de Presidentes de la Casa Rosada.
 
Aquel día, Cristina pronunció un emotivo discurso frente a Alfonsín, quien agradeció sus palabras y tomó el agasajo "a la democracia conseguida por todos los argentinos y no a mi persona".
 
Curioso lo de Alfonsinito. Se la pasa mancillando el apellido en casi todas sus actitudes en la política y ahora se transforma en un defensor de las enseñanzas de su padre.
 
En fin... Como sea, vaya nuestro cariñoso recuerdo para Don Raúl, el verdadero Alfonsín.

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